La apariencia no lo es todo.
Basta con hacer un poco de memoria para descubrir que últimamente han dejado mucho que desear las películas de animación que lograron llegar a las salas tradicionales de Argentina. Este estado de situación incluye tanto a las propuestas mainstream en la línea de Grandes Héroes (Big Hero 6, 2014), el producto más reciente de Disney, como a ese manojo amorfo de obras pretendidamente “alternativas” que en esencia se dedican a copiar fórmulas ya patentadas por los gigantes históricos del rubro: hablamos de casos como los de la paupérrima Tarzán (2013), que rapiñaba al estudio del ratón, o Khumba (2013), que hacía lo propio con DreamWorks y su esquema lúdico vinculado a la saga de Madagascar.
A pesar de que se ubica bien lejos de la genial Cómo Entrenar a tu Dragón 2 (How to Train your Dragon 2, 2014), definitivamente la única epopeya infantil destacable dentro del pelotón de los últimos meses, cuesta un poco reconocer que Los Pingüinos de Madagascar (Penguins of Madagascar, 2014), desde el mismo título un spin-off de la afamada franquicia, continúa la curva ascendente del anterior e hilarante eslabón, Madagascar 3: Los Fugitivos (Madagascar 3: Europe’s Most Wanted, 2012). Recordemos que el ciclo de films no había empezado del todo bien allá por 2005, luego la secuela del 2008 abrió nuevos horizontes y éstos finalmente quedaron plasmados en los delirios de la susodicha.
En esta oportunidad el acelerador narrativo garantiza una enorme fluidez en lo que respecta al visionado, elevando el desvarío general y la ambición cómica de los chistes (tenemos soeces, ingeniosos, tontuelos, absurdos, físicos, estrafalarios, etc.). Así como es imposible no encontrar algo dentro del popurrí que no sea del agrado del espectador potencial, la trama hace gala de su simpleza: mientras que la primera parte nos presenta a Dave, un pulpo que desea vengarse de todos los pingüinos porque considera que lo han opacado en acuarios alrededor del globo, la segunda mitad gira en torno al secuestro de Private y la necesidad de coordinar un rescate con una organización secreta llamada El Viento Norte.
Como era de esperar, las moralejas detrás de tantas escenas enajenadas, entre las cuales sobresalen la que transcurre en Venecia y la final con los zombies, pasan por la defensa del compañerismo, el respeto de las aptitudes de cada colega y el comprender que ni la apariencia ni el clamor popular merecen nuestra congoja. Los realizadores Simon J. Smith y Eric Darnell, éste último un veterano de la saga, omiten la tira televisiva homónima (por cierto, un tanto mediocre) y combinan la comedia de acción con la parodia de los opus de espionaje (la mixtura resulta casi siempre satisfactoria). Las voces de Werner Herzog al comienzo y de John Malkovich como Dave justifican de por sí la existencia de la película...