Tormentas que desatan pasiones
Esta película de Alejandro Maci, director y escritor que supo dar en la tecla en la televisión con series como En terapia y Tumberos, se adentra en el género policíaco, una cuenta pendiente desde hace tiempo dentro del cine argentino.
Agatha Christie supo dar cátedra sobre las novelas policiales durante toda su trayectoria y en pos de las generaciones lectoras venideras. Adolfo Bioy Casares (en colaboración con Silvina Ocampo en este caso) tampoco se quedó atrás y aportó lo suyo en sus obras, casi todas pertenecientes al género en cuestión. Los que aman, odian es un relato atrapante de principio a fin, difícil de llevar adelante cinematográficamente, pero de la mano de Maci, este filme supo salir airoso en casi todo sentido.
Enrique Huberman (un siempre correcto Guillermo Francella) llega a pasar unos días de descanso al hotel que su prima Andrea (Marilú Marini) tiene en Ostende. La tranquilidad le dura poco, ya que se reencuentra con un viejo amor fugaz llamado Mary (Luisana Lopilato) quien también se hospeda en el hotel junto a su hermana, su cuñado y su padre. La trama se irá desarrollando en torno a las idas y venidas de ellos, las intrigas familiares y un asesinato que cambiará el curso de todo.
En tiempos en donde las ideas escasean, siempre es bueno volver a las fuentes y rescatar clásicos literarios. El género policial argentino venía en picada desde hace años, y una película de este tenor nunca está de más, siempre y cuando el proyecto sea tomado en serio, sin caer en banalidades ni en los lugares comunes. Felizmente, no es el caso de Los que aman, odian, que cumple de manera eficaz con todo lo que se propone, desde la puesta en escena hasta el guion, que no deja nada al azar, ni siquiera en los momentos en que la trama alcanza su clímax y los personajes comienzan a entrar en el juego perverso de la intriga y las sospechas compartidas.
Al estar la historia situada temporalmente en la década del 40, la recreación de época toma un rol fundamental, destacando su presencia en cada fragmento. Las actuaciones también están a tono con la trama, cada uno de los personajes en su timing justo, descontando un poco a Luisana Lopilato, algo exagerada en su construcción del personaje, pero aún así no entorpece el lucimiento de los demás actores, sobre todo el de Guillermo Francella, quien se destaca entre el resto del elenco.
Los que aman, odian es una prueba más de que el cine argentino tiene el potencial suficiente para hacer proyectos de calidad, especialmente teniendo a mano obras literarias dignas de ser filmadas, olvidadas por mucho tiempo. Esta película cumple con lo que promete, construye una trama de suspenso adecuada y la lleva adelante con osadía y desparpajo. No toma riesgos, no se adentra en lugares desconocidos, pero va hacia donde tiene que ir, lo que la hace una propuesta más que recomendable.