La novela escrita a cuatro manos por Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, considerada como una de las precursoras del género literario policial en nuestro país, llega ahora en forma de adaptación cinematográfica.
Con la dirección de Alejandro Maci (conocido de manera más reciente por su versión argentina de la serie “En Terapia”) y un guión escrito por el mismo director junto a la reconocida guionista de tv principalmente Esther Feldman, “Los que aman, odian” es una versión mucho menos sutil y más apasionada que su material original.
Hubermann es un doctor en busca de unas relajadas vacaciones y para eso recurre al hotel cuya dueña es su prima.
En Ostende, cerca de la playa pero alejado de todo y constantemente asediado por tormentas de arena, el hotel Bosque de Mar va a terminar convirtiéndose en uno de los protagonistas después de que Mary, una joven hospedada junto a su hermana y su cuñado, fallezca por envenenamiento.
Al tener una sola locación y pocos personajes, "Los que aman, odian" bien podría ser una obra de teatro. Pero nos encontramos ante otro lenguaje y aquí se hizo mucho hincapié en la realización. La recreación de época, vestuarios y escenarios, es majestuosa pero no puede evitar sentirse artificial, superficial.
Y a esto se le suman las actuaciones, impostadas, poco naturales, acercándolas de nuevo a lo teatral. En cuanto a adaptación, algo que detesto hacer y que se haga es comparar punto por punto las diferencias o similitudes entre ambos materiales.
Lo cierto es que la historia literaria es bastante simple, ligera, chiquita incluso, y es allí donde radica gran parte del encanto. El traspaso al cine sin dudas necesitaba de algo más llamativo, potente, y es así que acá se le agrega una pasión desmedida y, claro, porque para vender nunca falla, sexo.
“Uno no elige de quién se enamora”, verdad que todos tarde o temprano aprendemos. En este caso, Hubermann se reencuentra en estas vacaciones que pretendían ser relajadas con la mujer que le rompió el corazón, con esa joven hermosa y sensual que destila seguridad y confianza pero esconde miedo, a entregarse, a dejar de ser libre.
Entre los dos hay mucho histeriqueo, muchas vueltas y sobre todo una pasión desbordante, de esas que uno sabe que no pueden conducir nunca a un buen camino. Hasta ahora intenté evitarlo pero es preciso hacerlo, mencionar el elenco, porque seguramente sea lo que lleve a más gente al cine.
Guillermo Francella, en su afán de seguir mostrando que puede hacer cosas distintas y despegarse de la comedia que lo hizo tan famoso, es quien interpreta a este hombre dolido y al mismo tiempo muy observador.
Como todo policial, vemos y sabemos lo mismo que su narrador y aquí éste es su personaje. Mary está interpretada por Luisana Lopilato, mostrándose a veces encantadora y otras tantas insoportable pero siempre atractiva y sensual, siempre dispuesta a obtener lo que quiera y del modo en que ella quiera.
Justina Bustos es Emilia, su hermana, una joven depresiva e inestable que choca constantemente con la personalidad avasalladora de Mary. Está a punto de casarse con Atuel, un Juan Minujín bastante insulso cuya construcción de personaje tampoco le permite lucirse demasiado.
Entre pocos personajes, a los que se les suman la dueña Andrea, el comisario, el Dr. Cornejo y un niño huérfano que vive con ellos, Miguel, es que se va desentrañando una trama misteriosa y retorcida en torno a quién mató, ¿o es que acaso fue un suicidio? ¿Y cuáles fueron los motivos?
Todas esas preguntas convergen dentro de ese hotel donde tras una fuerte tormenta quedan varados. Entre planos secuencia a través de los pasillos que dejan entrever situaciones a medias, encuentros y desencuentros, discusiones y sospechas.
Si bien es cierto que esta adaptación logra a grandes rasgos diferenciarse y generar cierto interés propio, “Los que aman, odian” falla en lo poco verosímil que todo se termina sintiendo en un punto.
Con una primera parte larga, donde se exponen los personajes y sus relaciones, con unos flashbacks realmente poco atractivos y sobre todo muy innecesarios, el film se mueve por el terreno del policial sin atreverse a salirse de las líneas.
Todo se percibe demasiado medido, forzado, poco inspirado, especialmente en su vuelta final. “Los que aman, odian” es una propuesta ambiciosa y llamativa. Logra sortear cuestiones argumentales para que funcionen mejor en el cine. Aunque fallida, no deja de ser una opción interesante para gente que busca productos diferentes dentro del cine nacional.