Es un documental realizado por Darío Arcella, sobre los habitantes del barrio Ramón Castilla, que fueron relocalizados desde el albergue Warnes, antes de su demolición., hace 25 años. El mismo director ya había hecho otro documental con el tema, “Warnes aparte” con Luis Campos en l990. Pero esta vez se reencuentra con los mismos protagonistas, pero también con una realidad más cruda y urgente. El grupo Documenta realizo durante años talleres de “narración cinematográfica” para los vecinos del lugar. Por eso muchos tramos contados desde adentro tienen un valor único y a la vez coral. Desde detalles que borró el tiempo, hasta el descubrimiento de intereses mezquinos sostenidos por poderosos para que las mejoras para el lugar nunca lleguen. Y no se trata solo de la droga, también están los talleres clandestinos, la mano de obra esclava, las zonas liberadas. Una situación de angustia e injusticia permanente. Un valioso trabajo.
Los relocalizados: del albergue Warnes a una nueva vida El barrio Ramón Carrillo se convirtió, en 1990, en el hogar de numerosas familias que, hace un cuarto de siglo, abandonaron el predio conocido como Albergue Warnes, destinado en la década del 50 a lo que se anunció como el hospital pediátrico más grande del continente. El director Darío Arcella siguió con su atenta cámara a varias de esas familias que debieron empezar de nuevo y libran nuevas batallas, tanto contra la pobreza como contra el desempleo y el avance del narcotráfico. El documental evoca así las penurias de una comunidad que pugna por salir adelante, y conoce también la solidaridad de quienes sobreviven con dolor y con esperanza.
Donde va la gente cuando llueve A finales de los años 80 Darío Arcella codirige junto a Luis Campos Warnes Aparte (1991), un documental centrado en cómo era vivir en el llamado Albergue Warnes, los restos de un mega emprendimiento ideado por el ex presidente Juan Domingo Perón junto con su ministro de salud, Ramón Carrillo, para construir el hospital de pediatría más grande de Latinoamérica. En medio de su edificación el proyecto queda trunco tras la llamada Revolución Libertadora y la mole de cemento sin terminar fue habitada por miles de familias que carecían de una vivienda. Durante el menemismo y tras un fallo judicial se dictamina que el predio en que se encontraba el edificio inconcluso debía ser devuelto a la familia de origen. El albergue es demolido y sus habitantes llevados al novísimo barrio Ramón Carrillo, construido en menos de seis meses sobre un antiguo basural y con una campaña mediática que lo vendía como si se tratase de uno de los tantos barrios que empezarían a emerger para terminar con la problemática habitacional. Pero la realidad se encontraba demasiado lejos del ideal. Ramón Carrillo no fue el barrio perfecto y la vivienda sigue siendo un problema para gran parte de la población. Veinte años después Arcella realiza una proyección de aquella mítica película en el barrio donde ya nada tiene que ver con aquel paraíso que los medios habían vendido. La construcción improvisada de las viviendas no tardó en mostrar sus falencias y los problemas no se hicieron esperar. El pasado y el presente se funden en un debate entre viejas y nuevas generaciones que da origen a un taller de cinematografía cuyo resultado final es Los Relocalizados (2016), un film que retrata la vida de mucha de esa gente un cuarto de siglo después. El documental es un proyecto colectivo que va en concordancia de lo que propone: la diversidad de miradas sobre una misma comunidad. Los testimonios de quienes lo habitan ofrecen un panorama sobre la situación actual de un barrio que terminó siendo la sombra del viejo edificio. Durante la primera parte del film se trabaja sobre la idea de los paralelismos entre unos y otros, marcando semejanzas y diferencias, mientras que en la segunda entran en juego las conductas humanas, centrando el relato en el caso de Brian, un joven asesinado en circunstancias confusas. Los Relocalizados no hace otra cosa que exponer el problema habitacional que viven millones de argentinos y como en vez de encontrar soluciones, los gobiernos lo disfrazan con fachadas de barrios modernos mientras por dentro todo se cae a pedazos. Derrumbe que no solo es material sino humano y por transición directa se torna social.
Largo, completo, abarcativo y duro, este documental realizado a partir de los talleres de narración cinematográfica que se coordinaron entre vecinos del barrio Ramón Carrillo, en Villa Soldati, continúa, 25 años después, lo que los realizadores Darío Arcella y Luis Campos iniciaron con "Warnes aparte", en 1990. Se trata del seguimiento de los que fueron desalojados del Albergue Warnes y reubicados en el barrio de viviendas sociales donde los problemas, empezando por el hacinamiento provocado por la cantidad de familias, que rápidamente sobrepasó la capacidad de las pequeñas casas, no tardaron en llegar, y continúan. A través de testimonios de grandes y chicos, Los relocalizados reconstruye la increíble y triste historia del que iba a ser el hospital pediátrico más grande de la región y terminó demolido en 1991, frente a miles de personas como mostró Pino Solanas en "Memoria del saqueo". Para ese momento era un albergue donde malvivían unas 700 familias, una peligrosísima casa -sin ventanas, barandas, escaleras, llena de ratas- para gente que no tenía dónde ir. Sin embargo, cuesta decidir, a la vista de este documental, si lo más tremendo en estas historias de vida está en ese origen, en el Warnes, o en el presente, eso que les esperaba después: miles de personas que se agolpan, sin infraestructura, en un incierto día a día.
Los relocalizados, de Darío Arcella Entre las tantas tragedias que la Revolución Libertadora desplegó sobre el país, quizás la más emblemática sea la historia del Hospital Pediátrico, que había comenzado su construcción 1951, tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955, la obra quedo inconclusa cuando faltaba poco para terminarlo. El gigantesco edificio, durante décadas, pasó a ser el emblema de la decadencia argentina. La pobreza y el crónico déficit habitacional obligó a muchísimas familias buscar refugio en la mole hueca que pasó a llamarse el Albergues Warnes, instalando una villa miseria en sentido vertical. Miles de personas hicieron allí su vida y en torno a ese predio de 19 hectáreas en plena Capital Federal, se tejieron innumerables leyendas vinculadas fundamentalmente a la marginalidad y la “peligrosidad” de sus habitantes. Embozados tras un negocio inmobiliario, en 1990 el gobierno del Carlos Menem decidió la clausura y demolición del Albergue y para ello, la primera medida fue relocalizar a las ciento de familias que entonces lo habitaban. Para darles viviendas “dignas” construyó el Barrio Ramón Carrillo, un complejo habitacional de setecientas casas, que al poco tiempo de empezadas a habitar quedaron expuestas su fallas y carencias, lo que evidenciaba que el barrio había sido construido al solo fin de cambiar el problema de lugar. En terrenos anegados, con napas contaminadas, con redes cloacales y eléctricas más que improvisadas, los cientos de vecinos descubrieron la estafa del gobierno. El contundente relato de Darío Arcella se instala en el Barrio Carrillo 25 años después, donde se evidencia ya no solo del desastre edilicio que significó el negociado, sino y sin duda mucho más grave, la debacle social en que vive sus habitantes. Violencia, drogas, represión y abuso policial, marginalidad, peleas entre bandas rivales y muertes por ajustes de cuentas es la escenografía que transita el film de Arcella. Con la clásica estructura de tomar un pequeño grupos de esos habitantes y dejarlos moverse y hablar libremente, apoyándose en imágenes contundentes y muy bien editadas, el relato mete de cabeza en la historia de un lugar que a pesar de estar a minutos del centro de la ciudad, muchos no creerían, que pudieran pasar tan cerca de sus vidas. Arcella, ni interpreta, ni explica, ni opina, solo abre su cámara y su micrófono para capturar lo que sucede y cómo sucede. Lo que sin duda es el mayor logro de este film, que si bien es un documental, podría considerarse un honesto descendiente de Milagro en Milán o Los olvidados. LOS RELOCALIZADOS Los relocalizados. Argentina, 2017. Dirección y guión: Darío Arcella. Duración: 99 minutos.
"El desarraigo masivo y forzoso constituye una agresión total sobre el individuo y el cuerpo social… Esta situación se agrava cuando la población afectada pertenece a los sectores mas pobres y con menor peso político dentro de una sociedad. (…) Casi por norma los proyectos de desarrollo son envueltos en un ropaje ideológico que postula su naturaleza progresista, su anclaje en el interés público y en los beneficios que acarreará para todos. Muchas de estas consideraciones tienen alguna validez, pero con demasiada frecuencia conducen a minimizar el costo social de esos emprendimientos“. Leopoldo Bartolomé en la introducción de Relocalizados. Antropología social de las poblaciones desplazadas. Los relocalizados cautiva apenas comienza, con imágenes de las entrañas del albergue Warnes poco antes de su demolición en 1991. No se trata de material de archivo televisivo, sino de registros que el director Darío Arcella tomó con Luis Campos 27 años atrás, cuando retrataron a los sin-techo que encontraron refugio en el complejo hospitalario que el gobierno peronista empezó a construir en 1951, y que la Revolución Libertadora de 1955 condenó al abandono. A partir de esas primeras imágenes, los espectadores que no vimos el documental resultante –Warnes aparte, estrenado en 1990– presentimos que Los relocalizados también ofrece una aproximación única. Y así es, en parte porque Arcella vuelve a observar con lucidez y sensibilidad, esta vez sin Campos pero con integrantes de la comunidad retratada en el marco de la Buenos Aires administrada por el intendente Carlos Grosso. En este punto corresponde contar que, en diciembre de 1990, los ocupantes del Warnes fueron trasladados por instrucción judicial al flamante barrio Ramón Carrillo, especialmente montado para alojarlos y en principio contentarlos. El segundo largometraje de Arcella describe el presente de las personas reubicadas, después de que pasaron casi tres décadas desde aquella mudanza tan apresurada como impuesta. La idea de una nueva película empezó a gestarse en 2011, a raíz de una proyección de Warnes aparte en el Ramón Carrillo. En la charla-debate posterior, los espectadores veteranos recordaron entretelones del desalojo, los jóvenes quisieron saber más, y todos reconocieron la necesidad de contar la historia del barrio, con testimonios de los viejos warneros, de sus hijos, de los vecinos sin relación con el albergue. A partir de esta inquietud, Arcella coordinó los talleres de narración cinematográfica donde se pre-produjo el film. La autoría compartida con los vecinos explica la capacidad para desentrañar el alma de esta comunidad y, por carácter transitivo, aquélla de los argentinos más perjudicados por la histórica crisis habitacional que ningún gobierno revierte. Los relocalizados constituye un botón de muestra de la suerte que la llamada “vivienda social” corrió en nuestro país. La precariedad estructural del Ramón Carrillo ilustra la implementación de soluciones cortoplacistas tan perjudiciales que en este caso embellecen el recuerdo de la vida warnera. La película de Arcella es también la crónica de una de las tantas luchas comunitarias por el techo propio. Por eso vale relacionarla con la memorable Errantes de Lisandro González Ursi y Diego Carabelli.