Pocas películas son tan atrevidas como Los salvajes, este enorme debut en solitario de Alejandro Fadel, que integró los equipos de directores de El amor (primera parte) y de guionistas de las últimas películas de Pablo Trapero. La sangrienta fuga de un correccional por parte de un grupo de adolescentes es sólo el punto de partida de una película que muta, en ese extrañado deambular de sus protagonistas por la naturaleza, a partir de un misticismo magnético que reformula el viaje y desafía toda convención del cine nacional contemporáneo.