Ellos son los tipos malos: el Lobo, la Serpiente, el Tiburón, la Piraña y la Tarántula. Un grupo de animales que tienen la peor fama por ser simplemente lo que son y ellos pretenden llevarla con orgullo. Cuando roban otra vez un banco, no lo hacen por el dinero: lo hacen por placer, porque ser malo se siente bien, provocar temor e incomodidad con su sola presencia es una sensación indescriptible. Pero cuando tras un ambicioso plan fallido son capturados, la sociedad quiere forzarlos a convertirse en buenas personas. Lo que parece un juego fácil y divertido, fingir que se reforman, toma otros tintes cuando su protagonista, el Lobo al que le pone voz el encantador Sam Rockwell a la versión original, descubre que quizás haya algo que se sienta mejor que ser malo: ser bueno, ayudar a otra criatura, ser admirado en lugar de temido. ¿Será tarde para cambiar?
En un mundo en el que conviven humanos y animales, sin mucha explicación, al que se entra sin cuestionarse, esta pandilla hace de las suyas siempre en conjunto, lo que los lleva a considerarse amigos, con excepción de la desconfiada y fría víbora (bajo la voz del actor Marc Maron). Un animal al que siempre se lo considera traicionero solo por su naturaleza. En cambio, un conejillo de indias conocido por ser lo más bueno del mundo, así se presenta el poderoso y admirado Profesor Mermelada (Richard Ayoade), es víctima del robo y aun así quiere ayudarlos a convertirse en mejores personas, lo que la gobernadora Diane, un personaje con varias sorpresas, acepta no del todo confiada. Pero quizás las apariencias engañen y juzgar sin antes conocer no sea lo adecuado; quizás nadie es lo que parece ser y todo lo que mostramos no son más que máscaras que nos ayudan a sobrevivir en el mundo.
El lobo al que le pone voz Rockwell bien podría ser interpretado por el actor en carne y hueso en su versión humana: seductor, canchero, divertido, no alejado de lo que hizo en Matchstick Men por poner un ejemplo, aunque Los Tipos Malos vaya más por el lado de los planes elaborados y colectivos de Ocean’s Eleven.
El humor es básico, a veces surge de manera más inesperada que otra, pero siempre funciona; los mejores gags le pertenecen al Tiburón bajo la voz de Craig Robinson. La animación tradicional sin muchos artificios le sienta bien y hasta se permite su obligado número musical.
Esta nueva película del estudio Dreamworks está dirigida por Pierre Perifel; es su primer largometraje pero ya tenía experiencia trabajando en los departamento de animación de películas como las Kung Fu Panda. Escrita y producida por Etan Cohen (guionista de Idiocracy, Tropic Thunder y Madagascar 2, entre otras), narra una historia modesta con moraleja simple pero le suma estilo y un conjunto de personajes carismáticos que le aportan humor y algunas cuotas de ternura. En resumen, todo lo que necesita una película dirigida al público familiar: entretener tanto a niños como a adultos y dejar una agradable sensación al salir de la sala. ¿Qué más se le puede pedir?