El mundo de los superhéroes es mucho más profundo que un entretenimiento dirigido a los niños y a las billeteras de sus padres. No hay arco mas visitado que el “camino del héroe” y tal vez no haya preguntas mas complejas que las que un superhéroe (un Dios) puede hacerse, ese conflicto moral es lo que llevó a autores com Alan Moore (Watchmen, Miracle Man) Grant Morrison (Superman, Batman) o Neil Gaiman (Batman, Green Lantern) a explorar la psicología detrás de los trajes y capas.
Whedon sabe y entiende esto a la perfección. En Era de Ultrón ya hay equipo ensamblado y el film empieza con todo, los Vengadores están en Europa del Este donde se desata una furiosa batalla en las puertas de Hydra donde se encuentra el cetro de Loki. Allí descubren que Hydra ha estado manipulando genéticamente a seres humanos como los gemelos Maximoff (Quicksilver y Scarlet Witch). Cuando regresa la calma Tony Stark decide poner al equipo en stand by mientras construye con la asistencia de Banner una serie de robots con inteligencia artificial sin comunicarle a todos su proyecto, especialmente al Capitán de las rayas y estrellas y al Dios del martillo. Whedon subraya un mensaje antitotalitarismo y cuestionando el concepto de “seguridad” muestra la peor (y única) ideología de Stark/Iron Man. Una vez más, como hizo Watchmen antes, se pregunta quién vigila a los vigilantes, y en este caso usa a Ultrón como proxy.
Whedon prueba y se prueba que puede contener y domar un material de origen vasto e infinito y sube la apuesta de lo que fue la primera parte de Avengers. Una película de acción, superhéroes y ciencia ficción que puede tenerlo todo: un guión astuto, con dialogos graciosos y convincentes, que puede ser inteligente sin ser pretensiosa o con una seriedad autoimpuesta, que puede ser llamativa sin ser vacía y excitante sin ser tonta. Whedon ama el material y por eso logra el milagro de construir una pelicula que satisface a publicos disímiles: a la industria, a Marvel, a Disney, al merchandasing, a los niños, a los adultos que acompañan a los niños, y a los adultos hardcore fans del comic que van al cine con un niño para disimular, todos, todos salen contentos de la sala.
Nolan hizo un clásico moderno en The Dark Knight pero ese es un film travestido de superhéroes, si se le quita los trajes y el maquillaje la historia funciona igual. Whedon en cambio abraza el canon de las historietas y todo lo que eso significa en términos narrativos y de suspensión de la irrealidad y los traslada a otro medio con respeto y sin dejar de ser fiel a su estilo.