Lemuel Gulliver (Jack Black) es el empleado más raso dentro de la estructura jerárquica de su empresa: reparte la correspondencia de gerentes, editores y redactores del periódico para el cual trabaja desde hace más de diez años. Malentendido mediante, es enviado a cubrir una nota de la sección turismo relacionada con el misterio del Triángulo de las Bermudas. La tormenta arrastra su pequeña lancha hasta un remolino gigante y, tras despertar de la conmoción, descubre que se encuentra siendo prisionero de los minúsculos habitantes de un tierra desconocida llamada Liliput. Tras demostrar su falta de agresión hacia los diminutos humanos, Gulliver es tomado como un héroe protector que los defenderá de todos los males que hay más allá de la “bruma” en la isla “de la que nadie ha retornado”. Pero el jefe del ejercito sospechará de la verdadera naturaleza del visitante y comenzará a indagar e el verdadero origen de Gulliver.
En versiones subtituladas, dobladas al español, en dos dimensiones y en salas especializadas en tecnología 3D, el film presentado por 20th Century Fox viene con ganas de seducir a un amplio rango de públicos, y no hay duda que cuenta con potencial para hacerlo. Una colega me dijo que existen dos tipos de películas infantiles: aquellas en las cuales los adultos nos entretenemos tanto como los niños, y otras en las que solo somos simples acompañantes. “Los viajes de Gulliver” forma parte de este segundo grupo.