El hijo pródigo
Lo más sensato que servidor ha visto en mucho tiempo en materia de biopics. No hay ni propaganda, ni oficialismo, ni idealismos. Es más, hasta hay ambigüedad, y eso está bien. Al comenzar la cinta tenemos el desfile de algunas marcas que la patrocinan; éste es el ejemplo de esa ambigüedad que hablamos, ya que la mayoría de esas marcas apoyó el golpe de estado brasileño contra el que luchó el protagonista en la vida real. En todo el metraje no hay exhaltaciones dice qué patrióticas, así como tampoco hay momentos hollywoodenses en los que los que dirigen propuestas de este tipo de géneros suelen caer reventándose las narices contra el suelo.
Allí está Lula, el ex-presidente de Brasil. Ese Brasil que lo ve con un 80% de imágen positiva. Ese Brasil que lo reeligió. Según Fábio Barreto y Marcelo Santiago, Lula es el hijo de Brasil. Un hombre que sorteó dificultades -como todos- pero que siempre se mantuvo fiel a sus pensamientos (comunistas, o no comunistas, industriales, o no industriales).
No obstante, la figura protagonista de la historia no es Lula en sí, sino su madre, interpretada cálidamente por Glória Pires. Ahí se justifica tamaño título para el film: la vida del ex mandatario brasilero no tendría el efecto que tuvo, sin la convicción de servir a la patria como siempre lo hizo con su madre, imagen de resitencia, fortaleza, trabajo y honra. Pires se roba la pantalla por encima del novato Rui Ricardo Diaz.
La película pasa bien, a pesar de su duración de 130 minutos (lo cual suena algo excesivo). El guión alude a algunos lugares comunes, pero eso no quita que la historia esté bien contada. Pasa sin mayores logros que el del lucimiento de los actores, y la escena del discurso en el estadio, por lejos la mejor.
Lula: o filho do Brasil es un biopic de esos que se encuentran en la televisión un sábado a la tarde, y te enganchan hasta el final. No sólo porque la historia del hombre que esperó tres candidaturas para llegar al sillón presidencial sea cautivante, sino porque los directores la hacen amena. Recomendable, pero sin pretensiones.