Una histeria de amor...
Cuando me vi obligado a ver Twilight presentí que estaría ante una obra completamente profunda y romántica. Por supuesto, me equivoqué, ya que no sólo ni siquiera rozaba esa idea sino que además estaba ante un producto típico de la audiencia Mtv como los que tanto aborrezco. No obstante, la historia había sido lo suficientemente empalagosa como para que le rinda tributo a las más de dos horas de vida que me había arrebatado, por lo que dije: "Voy a ver la segunda".
Así fue, y me pasó lo que hace mucho no me pasaba yendo al cine: me aburrí. New Moon, aunque con bastante más acción que su predecesora, peca de larga y densa (le sobran, al menos, 40 minutos), y ya no tiene esa cuasi poesía en sus líneas (nos tenemos que quedar con las frases cursis de Robert Pattinson, tan insulso e idiota como en la anterior). Ahora vemos un triángulo amoroso que, no conforme con la parafernalia vampirezca copiada de Buffy, la cazavampiros, suma a un hombre lobo -bien logrado por los CGI- que es interpretado pésimamente por Taylor Lautner.
Lo peor de todo es que ésta es una historia que está pensada para las muchachitas menores de 15 o 16 años, y sus protagonistas ni siquiera intentan representar lo que identificaría a su audiencia (¿Quién se cree el verso de que el irritable personaje encarnado -correctamente- por Kristen Stewart, Bella, tiene 18?). La película no emociona, y por lo menos advierto a los muchachos que, como yo, deben asistir a ver este bodrio de 2 horas y media para acompañar a sus novias/amigovias/amantes, que estén prevenidos de un par de escenas insignificantes que llamaría "cebollas cinematográficas" (no tienen mucho sabor pero si se cortan hacen llorar seguro).
Las actuaciones son regulares, o por lo menos para lo que el filme ahora dirigido por Chris Weitz pretende. Pattinson es un malísimo actor, que está más preocupado por poner esa cara de lindito escuálido que por su actuación propiamente dicha. Stewart está aceptable, la pobre tiene que lidiar con un personaje de porquería, que en la primera entrega era hasta normal pero que ahora por momentos queda como una histeriquita que va y viene según su conveniencia, que encima se vuelve una suicida adicta a la adrenalina por culpa del abandono de Edward Cullen (¿?). Su química con Pattinson es inexistente, y no transmite nada. Cuando les toca hacer escenas de "amor" juntos, no tienen nada de conexión, y eso que, de última, la trama avalaría esta cuestión, pero ni así se justifica tamaña indiferencia entre ambos.
El resto del elenco está a ese nivel, lidiando con lo que les tocó. Y el mejor ejemplo para esto último es el de la talentosísima Dakota Fanning, quien en sus 10 minutos de aparición no genera absolutamente nada.
¿Lo rescatable? La fotografía, tan hermosa como en la primera. Ciertas escenas románticas tienen un dejo de emoción sólo gracias a este apartado. Así lo mismo con los recuerdos/delirios de Bella, muy poéticos icónicamente, pero que no pasan de ser un complemento del quilombo central, cuando para que la película tome vuelo debiera ser al revés. Después de todo, estamos ante una romántica fantástica, y lo único que tiene de esto último es el concepto global.
En fin, habrá que ver la tercera para demostrar si esta peli es tan mala como aparenta a simple vista. Y esto lo digo porque, si hay algo que me dejó como enseñanza Luna Nueva, es que al fin y al cabo Crepúsculo no fue tan mala.