Fabio Grassadonia y Antonio Piazza dirigen y escriben esta película basada en un caso real que comienza como una historia sobre el primer amor para luego retratar un mundo oscuro en el Sur de Italia. Luna y Giuseppe son compañeros de escuela y una tarde se encuentran e inmergen en un bosque que parece encantado. Entre nervios y un coqueteo inocente, Luna y Giuseppe pasan la tarde y deciden que van a volver a encontrarse.
Ambos regresan con una sonrisa inevitable en su rostro y vaya uno a saber cuántos sentimientos corriendo en sus venas. Si bien desde una primera instancia la relación entre Luna y Giuseppe parecía ser difícil de concretar, pues los padres de ella le prohíben acercarse a él porque saben que su padre está relacionado con el mundo de la mafia y les parece muy peligroso, Luna es de las primeras en notar que de repente él desaparece, como si se hubiese evaporado de la nada.
Y no encuentra respuestas en la escuela, donde se ausenta varios días y a nadie parece importarle, ni tampoco en la casa de él, donde ni siquiera le abren la puerta. Luna es quien va a ir guiando el relato. Una joven decidida que no está dispuesta a quedarse quieta ni con las dudas. Necesita saber dónde está Giuseppe.
Pero el mundo en el que vive es mucho más grande y complicado y oscuro de lo que imagina. Y eso de a poco comienza a desestabilizarla. “Luna: una fábula siciliana” está contada con un tono de cuento de hadas oscuro aunque no hay mucha magia más que la de lo que Luna siente y sueña y se imagina.
Hay ganas, de nosotros y de la protagonista, de que todo se torne más mágico, de que puedan ser rescatados y vivan felices para siempre. Sin embargo, la vida no es así, y Luna se va encontrando cada vez más cara a cara con un mundo que no comprende.
En esta película de dos horas de duración, en algún momento se la empieza a sentir algo recargada especialmente desde lo narrativo a nivel visual.
No obstante, la fotografía de Luca Bigazzi es uno de los puntos más fuertes del film, quizás junto a la interpretación de Julia Jedlikowska como Luna. Extraña, fascinante, oscura. “Luna: una fábula siciliana” es una película que mezcla géneros y con ellos crea diferentes sensaciones. Aunque algo despareja, logra contar una historia real y triste de un modo mágico y totalmente inesperado.