Con varias escenas que podrían estar salidas de una película de Quentin Tarantino el director Hernán Aguilar presenta Madraza, su opera prima.
La vida de Matilde (Loren Acuña), una mujer de clase baja, da un giro inesperado luego de que en un asalto asesinen a su marido. Después de estar un tiempo en un cuadro depresivo, la protagonista encuentra una razón para seguir viviendo: asesinar personas. Tras partirle una garrafa en la cabeza al asesino de su marido, Matilde se adentra en el mundo de los sicarios. Además, paralelamente, comienza un juego de seducción con el detective (Gustavo Garzón) encargado de investigar los crímenes que se están cometiendo.
El director no sólo realiza una película entretenida y muy bien lograda a nivel técnico (en especial en las secuencias de acción), sino que además hace foco en la corrupción que se esconde detrás del poder de la policía. El guion presenta una mezcla entre el policial, la acción, la comedia y el drama. Esto hace de Madraza un film llevadero y atrapante.
Las escenas de acción parecen dignas de una película de Quentin Tarantino: sangre por doquier, violencia extrema y una música que va de la mano con cada disparo que realiza la protagonista. Además de una cámara lenta que realza cada acto violento.
Junto con unas grandes actuaciones, un arte completamente cuidado y una fotografía destacable, Madraza logra una armonía perfecta en todas sus partes. Las diferentes historias se complementan entre sí y todo consigue un cierre verosímil y entretenido.