Malditos sean!

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Los fantasmas que más inquietan

Filmada en tres episodios, rescata lo mejor del género para concretar una serie de escenas que por momentos provocan escalofríos.

Filmada en tres episodios -"La caja", "Cafeomancia" y "El curandero"- "Malditos sean", de Demian Rugna y Fabián Forte, con amplia experiencia en el cine de terror independiente argentino, rescata lo mejor del género para concretar una serie de escenas que por momentos provocan escalofríos.
Lo bueno de Rugna y Forte, es que reciclan a través de una estética propia, lo mejor de la cinematografía mundial sobre el género, sin olvidar el humor. De este modo el humor negro, el gore (las vísceras esparcidas y extraídas de cuerpos mutilados), el expresionismo, o la ominosa presencia de figuras monstruosas, son una constante de estas historias, que se van fusionando unas con otras a través de la presencia de un curandero.

ENTRE CAJAS
En "Malditos sean" se trabajó a través de una serie de elementos clásicos dentro del cine de terror, como son las cajas misteriosas, que contienen extraños objetos: el fantasma de un niño que murió asesinado, la mansión embrujada, la lectura de la borra del café, un grupo de extraños "enanos de jardín", que cobrarán vida y se muestran como una disparatada brigada de agentes especiales, o lo que se debe ofrecer a cambio de salvar la propia vida cuando se ha cometido un crimen.
La película incorpora también la figura de un agente de los servicios secretos, con reminiscencias de los años 70 y lo sumerge en una serie de escenas, que convierten el absurdo de algunas circunstancias, en un acertado clima de suspenso.

EL CURANDERO
Los directores Demián Rugna y Fabián Forte por momentos muestran secuencias que parecen deshilvanadas, sin embargo a medida que avanza el metraje, hay que estar atentos, para ir relacionando un hecho o un personaje con algo de lo visto. De este modo, el que une las tres historias es un extraño curandero, que llega a la síntesis de convertir una caja de madera, en un "objeto que devora corazones humanos".
En el episodio "Cafeomancia", la "borra del café", se convierte en una sustancia algo maquiavélica, que va impregnando de un desequilibrado clima de horror, sangre y violencia a un grupo de chicas -entre ellas Ana, papel a cargo de la siempre eficaz Victoria Almeida- que trabajan en un extraño local del interior del país.
Con climas y atmósferas muy bien elaboradas y un diseño de producción que resulta admirable, igual que el sangriento tratamiento a algunas escenas, que son capaces de provocar en el espectador una mezcla de repugnancia y desasosiego, el filme está estupendamente logrado en la mayoría de sus rubros.
Lo mismo sucede con su marcado tono expresionista, o las tomas de cámaras que acentúan y subrayan las sólidas actuaciones de Pablo Palavecino, Victoria Almeida o Hugo Halbrich.