Angelina Jolie vuelve a ponerse los cuernos y las alas para interpretar a Maléfica, la mítica villana de Disney que se desprende de La Bella durmiente. Esta vez bajo la dirección de Joachim Ronning.
En esta ocasión la historia nos sumerge, en un comienzo, en las clásicas historias de princesas de Disney. Aurora (Elle Fanning) conoció al amor de su vida, el príncipe Philipp (Harris Dickinson), con quien está a punto de contraer matrimonio. Todo parece marchar de acuerdo a lo planeado, pero Maléfica: dueña del mal lejos está (o no) de ser un cuento de hadas. Tras una cena catastrófica, organizada con el fin de que las familias de los enamorados se conozcan, el rey resulta víctima de una terrible maldición. Claramente todos los ojos apuntan a Maléfica.
A partir de este momento podemos dividir la película en dos partes. Por un lado tenemos a Aurora y su enamorado, quienes siguen adelante con sus planes de boda, y por el otro a una Maléfica desterrada y odiada por todos (incluso por la joven princesa).
Tras una serie de acontecimientos (que involucran casi la pérdida de su vida), nuestra protagonista termina en un lugar recóndito repleto de hadas que fueron exiliadas (y, en mayor medida, asesinadas) de las tierras habitadas por seres humanos. Es ahí que Maléfica inicia una pelea interna en dónde se disputa si lo lógico sería luchar por conseguir la paz con los humanos o ir directamente a una guerra contra ellos y vengar a todas las hadas muertas.
La película trastabilla a la hora de tratar de abordar ambos temas. Más allá de las conexiones entre sí, se sienten dos historias completamente diferentes. La parte que se focaliza en Maléfica y en este submundo de hadas, es donde más flaquea la historia. La subtrama resulta tirada de los pelos. Los acontecimientos simplemente suceden porque sí (porque el guión así lo requiere para luego llegar al inminente clímax). Cada aspecto que se ve en escena se termina sobreexplicando a través de un diálogo, largo e innecesario, que termina volviendo aburrida la trama.
Como toda historia de princesas de Disney, no está exenta de los cientos de clichés vinculados al “vivieron felices para siempre”. Aun así logra dar un giro y aggiornarse a los tiempos modernos, donde las mujeres ya no requieren de un príncipe azul que venga a rescatarlas (más allá de que sí tengamos de manera explícita a un príncipe rubio, blanco y heterosexual). Como se dejó ver en la primera parte, Aurora (que también cumple al 100% con todos los estándares hegemónicos tan típicos de Disney) es una joven con carácter que puede valerse por sí misma.
Maléfica: dueña del mal es una película que se disfruta, en mayor medida, desde el aspecto visual. Las criaturas del reino son simpáticas, atractivas y entrañables. Posiblemente sea el punto que más llame la atención de los chicos (y donde más pueda explotar Disney desde el lado marketinero).
La actuación de Angelina Jolie destaca sobre el resto, es acertada y sobria (como el papel lo requiere). La historia, por su parte, contiene la medida justa de acción, comedia (pura y exclusivamente para los más pequeños) y romanticismo.
Maléfica no es de lo mejor que nos haya brindado Disney en este último tiempo. Aun así, logra romper con la “maldición” de que las secuelas son peores que las originales. En esta ocasión se nos entrega una historia más oscura e intensa que su antecesora, repleta de acción, un poco de comedia y, claramente, mucho romanticismo.