Maligno

Crítica de Manuel Germano - Ociopatas

James Wan es uno de los directores referentes del cine de terror. Su nombre está asociado a películas como 'El conjuro' e 'Insidious', aunque también ha dirigido otros filmes alejados del género ('Aquaman', 'Rápidos y furiosos 7'). A sus cuarenta y cuatro años el director, productor y guionista malayo ha forjado una carrera muy interesante y con sello propio.

En 'Maligno', su última película, presenta una historia que no sale airosa en su ejecución por el exceso de contenido, géneros y sorpresas. Que a Wan le atraen los efectos especiales y los sabe usar es algo obvio, lo ha demostrado en buena parte de su filmografía. También sabe manejar los géneros cinematográficos de acuerdo al tipo de película que encara. En 'Maligno' se junta todo, lo que él conoce, lo que le interesa y lo que puede hacer, aunque eso no significa que el resultado sea positivo.

'Maligno' cuenta la historia de Madison (Anabelle Wallis), una mujer que lucha por mantener su embarazo tras haber perdido dos anteriores por abortos espontáneos. Una noche, Madison es agredida por su pareja y a partir de ese momento comienza a tener visiones de diversos asesinatos repletos de sangre y violencia explícita, que resultan ser hechos reales que suceden al mismo tiempo que ella los ve.

Los motivos por los cuales esto sucede y lo que Madison descubre y recuerda a medida que avanzan los 111 minutos de duración de la película son cuestiones que no deben ser reveladas, pues en 'Maligno' nada es lo que parece y cualquier spoiler puede ser letal.

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EN EQUIPO­

En los rubros técnicos Wan eligió trabajar son sus frecuentes colaboradores: el director de fotografía Don Burgess y el editor Kirk Morri ('Aquaman', 'El conjuro 2'), la diseñadora de producción Desma Murphy ('Rápidos y furiosos 7') , así como la diseñadora de vestuario Lisa Norcia ('Insidious: La última llave'). La música de Joseph Bishara es un elemento relevante en 'Maligno'. Punzante, incómoda, potente. No es variada, son unos acordes puntuales que resuenan de forma previsible en varias escenas. Llega a ser insoportable por momentos y es claro que es lo que Wan buscaba generar. Un sonido extradiegético muy bien utilizado en la película.­

Wan plantea una idea original, delirante en gran medida, pero sin dudas particular. Para contarla decide recurrir al giallo, subgénero cinematográfico a través del cual logra escenas memorables, pero que se ven desdibujadas a lo largo de la película cuando deja lugar a elementos del cine slasher, el thriller, el gore. Es demasiado para una sola historia.

'Maligno' se transforma así en un non-stop de sangre a litros, deformidades, muertes con un nivel de violencia extremo, que se presentan de forma abrumadora y sin respiro, como si la calidad de la película dependiera de cuán extremo y cuántos recursos pueden surgir en ella.

Sin duda, habrá un público que disfrutará 'Maligno' porque todo el tiempo la película funciona a un ritmo vertiginoso. Wan escribe, produce y dirige este filme con una gran dosis de delirio. El ritmo pausado que el director construyó en las entregas que dirigió de la saga 'El conjuro' (1, 2) acá no aparece. Es evidente que decidió ir por todo y se alejó de cualquier estructura para dar rienda suelta a su creatividad. Wan dará que hablar y eso se agradece, más allá del resultado final.