La nueva película de Ariel Winograd es nuevamente una comedia de claras influencias hollywoodenses. Protagonizada por Diego Peretti, Carla Peterson y con secundarios de Martín Piroyanski y Pilar Gamboa (ascendente actriz si las hay) entre otros, Mamá se fue de viaje es una divertida propuesta para toda la familia, y con ella como tópico principal.
El conflicto es simple, demasiado, como en las últimas películas del director, pero siempre efectista y efectivo.
En este caso, con una madre, Vera, que no se siente valorada como tal y la única forma que encuentra de mostrar lo que vale es a través de la ausencia, que al mismo tiempo es un regalo para ella, un viaje, un descanso, algo diferente a la saturación de actividades diarias relacionadas a sus hijos.
Lo que la termina de convencer de irse, no es escaparse, sino regalarse diez días de vacaciones en otro lugar, es un comentario machista y menospreciador que le hace su propio marido, Víctor.
Él, envuelto en un trabajo que promete buenos augurios pero también presenta mucha competencia, cree que lo que hace su mujer a diario es algo menor, fácil, y termina aceptando, casi a regañadientes, quedarse esos días en casa. No obstante, los hijos son cuatro, de diferentes edades y ninguno se caracteriza por ser tranquilito y educado.
Así, la película está llena de escenas donde este padre se ve rápidamente desbordado. Entre un desayuno que no le sale con la calidad y prolijidad a la que su mujer los tiene acostumbrados, más un calendario que nunca termina de comprender y los constantes choques con cada uno de sus hijos, es que se va generando un sinfín de escenas de comedia, unas más efectivas que otras.
El trabajo también se hace presente, porque aunque decida tomarse unos días para quedarse en su casa, no quiere perder, quizás más por orgullo que otra cosa, la oportunidad de ganar el puesto de gerente por el que lucha con un joven snob que acaba de llegar de Chicago. Hay además una notable producción.
Cosas que se queman, habitaciones que se inundan de espuma, automóviles destruidos. Todo puede ser un desastre y todo efectivamente lo termina siendo, como esa escena inicial, ese adelanto de que las cosas no salieron bien. El resto del film se encarga de mostrarnos cómo se llegó a ese increíble estado, una incansable comedia de enredos.
En el medio, los lazos filiales como principal temática, sobre todo enfatizado en la figura del padre. Él no los conoce, no pasa tiempo con ellos, enfrascado en su trabajo, por eso no los entiende y no logra llevarse bien con ellos. Pero también la madre, que no se siente valorada, se siente cansada y eso la lleva a sentirse más grande lo que es. De hecho, las mujeres son las figuras más fuertes y ricas que tiene la película.
Acá se destaca también el de Pilar Gamboa, como esa joven a la que las ganas ciegas de Víctor de ascender y ganar el puesto le terminan costando su trabajo.
Mamá se fue de viaje es una propuesta divertida y bien hecha, afable, sin muchos riesgos, pero que sin dudas tendrá mucho éxito porque las películas de Winograd siempre funcionan, más allá de las claras influencias norteamericanas no deja de tratar tópicos universales (así como lo fue en sus películas anteriores la posibilidad de llevar una vida sin querer tener hijos, o la idea de que una pareja pueda brindarse permitidos que probablemente nunca lleguen a concretarse).