Ariel Winograd es un férreo amante de la cultura y cinematografía estadounidense. Fanático de Los Simpson, Disney y admirador del director Judd Apatow, uno de referentes de la comedia norteamericana de los últimos 20 años, el realizador de Cara de Queso (2006), Mi primera Boda (2011) y Vino para robar (2013), entre otras, no puede dejar de lado en sus films todo su amor por la comedia e idiosincrasia hollywodense. Y Mamá se fue de viaje (2017), su último trabajo, no es la excepción.
Del mismo modo que lo hizo en Sin hijos (2015), Winograd trata otra vez la temática de la paternidad, las relaciones de pareja y los vínculos familiares. Cuestiones similares a las que trabaja Apatow en gran parte de su filmografía. Mamá se fue de viaje tiene un mucho de eso: un padre que no conoce a sus hijos y no los entiende, una madre que no se siente querida ni escuchada y, además, cuatro pibes que no tienen límites. Todas las problemáticas de las familias disfuncionales de la actualidad, pero en clave de comedia.
Winograd parece tener desde algunos años una fórmula para dirigir comedias que funcionan bien en el mercado local e internacional. Una receta con los mismos condimentos e ingredientes -temáticas, actores, argumentos-. Su enorme talento y capacidad para hacer reír hace que sus películas cumplan con su cometido principal: divertir y entretener de una forma sana, siempre por fuera del clásico costumbrismo del cine nacional (Suar, Francella, Darín). Para nada un logro menor.
“A mí me encantaría estar en tu lugar. Tu única obligación es lleva a los chicos al colegio”, le recrimina Víctor Garbo (Diego Peretti) a Vera (Carla Peterson), la mujer con la que está casado desde hace 20 años y con la que comparte cuatro hijos: Bruno, Lara, Tato y Lolo. Como respuesta a esa frase sin sentido, agobiada por la vida de ama de casa full time sin su colaboración, Vera decide irse de viaje por unas semanas y dejarle los cuidados del hogar y de los chicos a su marido.
A partir de ahí comienza lo mejor de la película. La primera parte, en la que se describe la saturación de la mamá de la familia, arranca medio dubitativa, como muy explicada. Sin embargo, cuando el personaje de Peretti se descubre solo en la casa y con los chicos a cargo todo se vuelve mucho más divertido, con enredos y situaciones delirantes.
Además de la temática, Winograd repite nuevamente su condición de director fetiche. Un realizador que se encapricha -en el buen sentido de la palabra- con sus actores. En Mamá se fue de viaje vuelve a tener en el elenco a Diego Peretti, Martín Piroyansky y Guillermo Arengo. No obstante, su ensañamiento es justificado. Todos ellos se destacan y siempre realizan un impecable trabajo. Lo mismo hizo con el uruguayo Daniel Hendler en Cara de Queso, Mi primera boda y Vino para robar.
Mamá se fue de viaje es una linda y divertida comedia. La película derrocha por todos lados la impronta de Winograd, su forma de hacer humor y cómo mostrarlo. Cómo reírse de los problemas cotidianos, cómo enfrentarlos y, también, cómo aprender de ellos. ¿Puede ser una historia repetida y sacada de un típico film hollywodense? Sí, sin embargo, su marca personal es tan grande que resulta imposible no identificar una obra suya en tan solo unos segundos. Ese estilo lo convierten en uno de los mejores directores de comedia del cine nacional en la actualidad y en alguien al que vale la pena apostar.