Después de diez años regresa el musical Mamma Mía! al cine, esta vez con una película dirigida por Ol Parker y que funciona como secuela y al mismo tiempo precuela de aquella protagonizada por Meryl Streep.
Pasó un tiempo y las cosas no están igual en el hotel que Donna (Meryl Streep) supo llevar a cargo ella sola. Ahora se encuentra Sophie intentando hacerlo renacer al mismo tiempo que parece morir su matrimonio. Es otro hotel, con renovaciones y algunos cambios, pero es el mismo, y su reinauguración inminente promete reunir a los personajes de aquella inolvidable entrega y al mismo tiempo suma algunos nuevos.
También Sophie comienza a reconectarse con su madre de un modo especial y ésta es la excusa para mostrarnos cómo empezó todo, cómo una joven Donna (interpretada ahora por Lily James) decidió un día que para descubrirse tenía que irse y así llegó a Grecia y en el camino conoció a tres muchachos aunque con ninguno pudo tener aquello que deseaba.
Hay dos líneas narrativas que van intercalando su protagonismo a lo largo del relato. Al principio, toma mayor importancia y tiempo aquella que tiene como protagonista a Donna de joven y el momento en que un viaje a Grecia le cambia la vida de un modo distinto al que tenía pensado; luego se centra más en el hotel ahora llamado Bella Donna, el regreso de los tres padres de Sophie y la esperada aparición de Cher como su abuela.
Si algo nos demostró Mamma Mía! hace diez años es que para que un musical se quede con uno no tenía por qué contar con artistas profesionales de la comedia musical. Podían desafinar o moverse en sus pasitos de manera algo torpe, pasaba con sus dos grandes protagonistas: Meryl Streep y Pierce Brosnan. Y sin embargo desprendían carisma y autenticidad, porque parecían divertirse sin miedo al ridículo. Eso mismo vuelve a repetirse acá.
Por otro lado, el verdadero esqueleto de la película son las canciones de ABBA, ahora más funcionales que nunca. se repiten los hits que esperamos y necesitamos escuchar pero se suman unas cuantas canciones que tiran buena letra a la historia. Así, el guion toma lo que tiene frente suyo aunque en el camino deje colgadas algunas situaciones y personajes que podrían haberse aprovechado mejor (por ejemplo ahondar en la relación de Donna con su madre).
Con una dirección notable que aprovecha los recursos que ofrece el género musical y al mismo tiempo los que le ofrece el cinematográfico, interpretaciones frescas que se perciben siempre muy genuinas y la nostalgia a flor de piel con las canciones de ABBA, Mamma Mía! Vamos otra vez es una película que apuesta antes que nada a enaltecer la figura de la madre, ésa es la gran historia de amor que tienen para contar esta vez. Imperdibles resultan además el último número musical, en el que se encuentran todos los personajes y entre ellos, y la escena post créditos.