Mucho más que un médico rural
Dicen que él prefería ser considerado apenas un médico rural. Por cierto lo fue y de los más apasionadamente entregados a la tarea. Pero la extraordinaria trayectoria vital del doctor Esteban Maradona, la aún más extraordinaria obra que desarrolló, las múltiples facetas de su personalidad, sus variados talentos y, sobre todo, su estatura moral exceden largamente cualquier encasillamiento. Compleja tarea, pues, la emprendida por Martín Serra al intentar resumir en un film el retrato de cuerpo entero y la historia de este verdadero prócer civil que rehuyó hasta donde pudo la notoriedad, así como había rehuido siempre honras y privilegios.
Para concretar tamaña empresa, hizo falta investigar, viajar a Rosario donde Maradona pasó en familia los últimos años de su vida (murió allí en 1995, a los 99 años), y por supuesto, a Estanislao del Campo, el pueblito formoseño donde trabajó durante 51 años y donde se registraron algunas de las entrevistas con amigos y pacientes, con historiadores y otros profesionales conocedores de su obra y en especial con las comunidades aborígenes a las que prestó su atención y con las que aprendió muchos secretos de la naturaleza (por algo habla de "la universidad de los indios"). Hubo además, que reunir el material audiovisual existente (escaso, pero valiosísimo como que incluye, por ejemplo, la voz grabada del protagonista en una suerte de reportaje realizado en familia donde cuenta sucintamente su historia hasta las imágenes recopiladas del recordado ciclo Historias de la Argentina secreta, con un Maradona ya en los años altos o las que ilustran sobre el ambiente en que vivió: un modestítimo rancho sin luz eléctrica ni otros servicios, donde volcaba el resultado de sus observaciones sobre flora y fauna de la región con su letra pequeña y clara y sus preciosos dibujos. Varios de los libros que dejó no han sido aún editados.
Por supuesto, el gran atractivo del film viene de la singular personalidad de este personaje de leyenda que se crió en el campo santafecino, se recibió de médico en Buenos Aires, decidió volver al interior para ejercer la profesión y, tras la revolución del 30, partió rumbo al Paraguay, donde ya mostró el espíritu solidario que lo animaba al alistarse como médico en la Guerra del Chaco (allí atendió también a los heridos bolivianos). Volvía a Buenos Aires cuando el tren en que viajaba se detuvo en el paraje formoseño, donde una parturienta necesitaba urgente atención. Él respondió al llamado, salvó a madre e hija y allí se quedó para siempre.
La construcción del documental evita la dispersión, no descuida la emoción y da cabal idea de la grandeza de este héroe secreto y ejemplar.