El que no llora no mama
Maravilla, un luchador es un documental que cuenta el ascenso del boxeador, quien entendió que al talento había que sumarle carisma.
Como documental, este trabajo de Juan Pablo Cadaveira es correcto. Toma un fragmento de la carrera de Sergio "Maravilla" Martínez y lo relata como tantas otras historias de boxeadores que recorrieron un duro camino desde la pobreza y el anonimato hasta la cumbre. La televisión es enemiga de este filme. Muchas de las peleas que llevaron al quilmeño a ganar el título fueron repetidas una y mil veces en la pantalla chica, hace poco más de un año, cuando el púgil se convirtió en un fenómeno mediático nacional. Por eso tal vez, el puñado de tomas originales que se suman ahora no resultan un aporte demasiado trascendente.
Los otros documentos que ofrece se dividen entre entrevistas, sobre todo a periodistas extranjeros, y escenas del mundo privado de Martínez, algunas de las cuales sí son de interés.
Tal vez, uno de los registros más reveladores es la charla telefónica que mantiene el manager de "Maravilla" con el promotor de Julio César Chávez Jr. Allí, el primero le informa al segundo que su representado ya se convirtió en una figura popular en su país y en Sudamérica. Le explica que su pupilo se está mostrando en un importante certamen de baile en la televisión argentina -el de Tinelli- y que está haciendo monólogos humorísticos en distintos escenarios. Ahí sí ambos llegan a un acuerdo. La postergada pelea entre Martínez y Julio César Chávez Jr. puede realizarse porque el éxito comercial está asegurado. Venderán entradas, y firmarán contrato con la poderosa televisión paga de los Estados Unidos.
Todo esto viene a cuento de la fama de "buen boxeador sin prensa" que Martínez arrastra, la cual genera el mayor conflicto de su carrera y el nudo dramático de este documental. "Maravilla" dice que el Consejo Mundial de Boxeo le quitó su título debajo del ring. Chávez Jr. dice que el argentino lo cedió como una estrategia para llorar delante del micrófono, hacerse notar, y pelear por una bolsa mayor.
Maravilla, un luchador es en parte la historia de un ídolo auténtico, que se dio cuenta que no basta con ser uno de los más talentosos para llegar hasta la cima, sino que la política y los negocios son porciones del mismo pastel, contada de manera simple y efectista. Ahora es su tiempo de cosechar, y lo está haciendo. Un libro autobiográfico, este documental, y en junio próximo, una nueva defensa del título mundial de peso mediana -donde el peor rival será otra vez su alto promedio de edad- son parte de toda esa movida.