Justo cuando se cumplen 100 años del nacimiento de María Luisa Bemberg, quizás la directora de cine más importante que nos dio el país, no sólo por la calidad de sus películas ni por los temas que trató con una mirada adelantadísima a su época, sino y sobre todo por haber sido quien abrió camino a toda una camada de mujeres trabajadoras detrás de cámaras, se estrena este documental del director Alejandro Maci, quien trabajó de cerca con Bemberg, y le rinde homenaje al mismo tiempo que expone una obra fundamental que vale la pena seguir revisitando.
María Luisa Bemberg venía de una familia de la alta sociedad y empezó su carrera en el cine a una edad en la cual suele estar descartada la idea de volver a empezar, en especial para una mujer; su primera película la dirige a los 58 años. También es importante resaltar que fue una de las fundadoras de la UFA (Unión de Feminista Argentina) en una época en la cual «feminismo» era considerada una mala palabra. Vale la pena destacarlo porque sus películas por un lado nunca renegaron de su posición social sino que al contrario ella quería contar historias críticas desde adentro de éstas, y por el otro porque siempre puso en el centro a la mujer rebelde y su deseo como motor para correrla del lugar de objeto al cual solía estar anclada siempre en las historias que contaban los hombres.
Maci presenta a Bemberg de manera cronológica, a través de extractos de entrevistas y testimonios de algunos colaboradores como Graciela Borges, Susu Pecoraro, Lita Stantic e Imanol Arias. Así repasa su carrera desde el cortometraje Juguetes y su trabajo en el guion de Crónica de una señora hasta su breve pero contundente filmografía como realizadora de largometrajes. Se detiene en cada uno para narrar el contexto en que se realiza y también analizar un poco los temas que trata y el acercamiento atípico para esa época en la que puede poner como protagonista a una mujer infiel que abandona a su marido para escaparse con su amante (Momentos) o utilizar una historia de amor real para hacer una crítica a la Iglesia (Camila), con la cual se consagraría al llegar ni más ni menos que a los Premios Oscar.
El eco de mi voz es un documental tradicional que sin muchos artilugios ni sorpresas resulta valioso por poner en foco a esta mujer que sorteó las barreras de género y en el camino dejó un puñado de buenas películas que no pierden vigencia. En el último tramo, Maci, que demás dialoga con la directora a través de unas grabaciones, decide ponerse frente a la cámara para hacerlo más personal, pero desentona un poco con el resto de la propuesta. En el medio, anécdotas de otras personas o testimonios de la propia Bemberg, como que se sintió motivada al ver una película de Agnes Vardá o cuando confiesa sin pudor que «Los hijos no bastan» (si aún hoy es difícil que una mujer lo reconozca…), hacen de El eco de mi voz un documental que vale mucho la pena ver.
Un lindo homenaje que además de traer a Bemberg dialoga con nuestros tiempos porque fue la pionera de un largo camino por recorrer y porque sus ideas y películas permanecen actuales. Ideal para conocerla un poco más y ver o volver a ver su obra.