A 100 años de su nacimiento, la figura de María Luisa Bemberg se mantiene más vigente que nunca, tanto por su obra como por su lucha… que, en realidad, van unidas. Esto y mucho más queda patente en el documental María Luisa Bemberg: el eco de mi voz.
El director Alejandro Maci, quien supo ser su mano derecha en los últimos años de su vida, realizó un sentido homenaje que funciona tanto para entendidos como para quienes apenas la conocían de nombre. Se trata de un repaso de su vida y obra, mediante diferentes recursos que no se pisan entre sí. Para empezar, los audios de entrevistas que Maci le hizo a la directora durante las reuniones de guión de El impostor, quien sería la ópera prima de él ante la muerte de ella. En esas grabaciones podemos conocer su origen de clase alta, donde la abundancia de lujos no significó la ausencia de problemas; su lucha temprana para hacerse un lugar en ámbitos donde predominaban -y dominaban- los hombres, sus trabajos literarios que le permitieron llegar al cine como guionista; su debut como directora a los 58 años (cuando el común de sus colegas ya se encuentra en plena madurez), la nominación al Oscar por Camila, que además fue uno de los primeros grandes largometrajes argentinos tras el regreso de la democracia; la gloria, los prejuicios por su clase social y su condición de mujer…
Para contar los pormenores de la filmografía de Bemberg, Maci recurre mayormente a testimonios de amigos y colaboradores y a fragmentos de las películas. Entre los que prestan sus palabras se encuentra la productora Lita Stantic, su socia en los momentos claves de su obra; el guionista Jorge Goldenberg, el director de fotografía Félix “Chango” Monti, el propio Maci y los intérpretes Graciela Borges, Susu Pecoraro e Imanol Arias. Todos destacan sus cualidades como profesional y su espíritu sensible, que nunca dejaba de plasmar historias de mujeres de diferentes épocas que deben hacer su propio camino en un entorno que las relega o directamente las condena.
María Luisa Bemberg: el eco de mi voz es el tributo que la cineasta merecía y una invitación a descubrir, o redescubrir, las piezas de su breve pero notable carrera.