Una cámara irrumpe en la intimidad de Elida Baldomir, una de las pocas mujeres con responsabilidad militar en la guerrilla tupamara. El final de su vida transcurre en un pequeño departamento en Montevideo con la sola compañía de su gata. Los años de cárcel y las secuelas de la tortura viven en su cuerpo, en cada paso, recuerdo y mirada.