En Marte viven bajo una sociedad liderada por mujeres, que concentradas en mantener su poder dejaron de lado la maternidad para que los bebes sean cuidado por robots. Después de un tiempo de estudio y seguimiento, eligen a la madre de Milo, para extraer su personalidad y dársela a los robots-niñera así los niños marcianos podrán ser educados bajo las normas de la Supervisora.
Dejen a los chicos solos.
El último año tuvo la suerte de tener varios films animados de una calidad superior a la normal. Títulos como Toy Story 3, Cómo Entrenar a Tu Dragón, o la reciente Enredados por mencionar algunas, lograron entretener sin descuidar el alma de la historia, demostrando que el cine de animación no es menos que el de ‘acción viva’, y que no, necesariamente, tiene que estar apuntado a los más chicos, que una buena narración, por simple que sea, no reconoce edades. Estas lecciones, que el estudio del ratoncito transmitió durante años, y que en las últimas dos décadas, la productora de la lamparita perfeccionó, parecieran haber sido olvidadas a la hora de hacer Marte Necesita Mamás.
Palabras más, palabras menos, la película de Simon Wells es una obra muy menor. Tal vez no mala, pero si pobre, tanto en contenido como en recursos. Es obvia, lo cual es uno de las peores características que puede tener una narración. Hubo si, un intento de contar ‘algo importante’, de dar una lección, de hacer una fábula espacial y acércasela a los pequeños. Pero en algún punto de esos 98 minutos de metraje ese espíritu se diluye, y queda una obra de tipo ‘directo a video’, un producto televisivo, lo cual es una lástima. Los nombres detrás del film estusiasmaban. Seth Green es un buen artista de voces, recordemos su trabajo con Robot Chicken, y en Padre de Familia, Joan Cusack es una actriz dúctil tanto para el drama como para la comedia y que ha sabido escoger buenos proyectos a lo largo de su carrera. Pero por sobre todos los nombres está el de, mi muy apreciado, Robert Zemeckis, un director al que respeto y admiro, que en los últimos diez años se dedicó (con poco éxito) a la animación, y que como productor había apoyado una película animada para chicos distinta e interesante, llamada Monster House: La Casa de los Sustos, pero su toque y calidez no se siente en ningún momento del film.
Hablemos de mensaje entonces, las mamás son un ‘recurso’ invalorable. Bueno, lo son, nadie lo duda. Pero creo que un garabato de uno de los hijos o un simple ‘te quiero’, vale mucho más que decir que decir ‘ella limpia, me hace de comer, etc…’ como si una enumeración de actividades pudiera atrapar la esencia de ese rol. No señores, esto no funciona así. Se tomaron una hora y quince minutos de película para decir en palabras menos de lo que una sola escena, cerca del final de la película dijo. Los chicos son vivos, más de lo que muchos piensan, y saben lo que ‘mi mamá’ significa. En la segunda parte de la lección moral, nos encontramos con un Avatar a la inversa (la comparación no es casual, los paisajes naturales del mundo subterráneo traen algo que es un poco más que una simple reminiscencia de Pandora), donde el terrícola le demuestra la importancia de los valores y las instituciones a un planeta donde el amor vive en la basura y la belleza está enterrada, simbolismos que se pierden dentro de tanto trazo grueso y subrayado.
Tal vez tanto análisis no sea necesario, el público al que apunta el film no le presta atención a esos detalles. Pero al final de cuentas la historia, lo que se cuenta, y como se cuenta, no es tan entretenido, ni divertido, ni gracioso. La añoranza al ‘Flower Power’ no sirve para chicos que nacen con una computadora bajo el brazo. En ese sentido el antojo de James Cameron y sobre todo Wall-E cubren mejor esas bases. Y donde la obsesión del viejo Walt con las ausencias de las figuras paternales, el trauma y las familias desarmadas, no funciona, y hasta casi que se contradice. Demás no está decir que el 3D le aporta poco y nada al desarrollo de la historia, casi que funciona solo como un adorno en algunas escenas, y para darle un poco de vértigo a secuencias que de otro modo, serian directamente aburridas. Más cerca de Gaturro que de cualquiera de las películas antes mencionadas. Lo cual es sorprendente porque los dos estrenos anteriores dieron momentos donde el 3D se usó casi con maestría, ya sea la escena de las lámparas de Enredados o la escena de... bueno, cualquier escena de Toy Story 3.
Marte Necesita Mamás sirve solo para cubrir la salida mensual al cine en familia. Una película más, que pasara sin gloria y sin pena por los cines y la mirada de los chicos. Ni buena ni mala, olvidable.