Una première de Clint, un lujo per se. No hay modo de no reeditar en cada estreno del magnífico Eastwood las emociones de Los puentes de Madison (The Bridges of Madison County -1995), los planos notables de Millon Dólar Baby (2004), el llanto de Sean Penn y las dudas/certezas de Río Místico (Mystic River-2003) o Gran Torino (2008) y su maravillosa manera de mostrar una construcción de vínculos que parecen imposibles, pero para no dilatar la cuestión aclaro que aquí en Más allá de la Vida (Hereafter) no pasa nada. Es la muerte misma.
Y si uno no dice que la película es mala es porque es de ese enorme actor/director/músico que logró avasallar con la cámara las percepciones de sus espectadores, seguidores, fanáticos, etc. Pero la verdad es que la historia es maniquea al extremo. Corren los días en que la palabra Tsunami se apoderó con terror de las vidas de miles y en ese contexto Marie (encarnada por la actriz belga Cécile de France) es arrasada por el fenómeno natural, muere y retorna, como en los peores best seller que se han ocupado del tema. Al mismo tiempo, el relato da cuenta de la vida diaria de un obrero, George Lonegan, en la piel de Matt Damon, que ha tratado de dejar atrás su don de médium que se comunica con los muertos porque, como ya hemos visto en otros engendros norteamericanos, la vida de esta gente es tortuosa. Para completar el cuadro trágico, un niño inglés, interpretado por Frankie McLaren, pierde a su hermano mellizo que es además de su otra mitad un lazo a la vida ya que éste tiene una madre adicta al alcohol y las drogas. Conclusión, todos buscan un sentido para la muerte. ¿La muerte tiene alguno?
En esta zona de previsibilidad se mueve la película de Eastwood que cuenta además con su música que no alcanza a convertirse en un signo más que le otorgue a este drama una sustancia que no nos haga mirar el reloj. Porque hay que decirlo: la película resulta eterna.
Las debilidades del guión de Peter Morgan, aquel de The Queen (2006) ayudan a que imaginemos lo que será de estas vidas hacia el final del film, solo logrando algunos aciertos en el decurso de la vida de Marie quien logra dar vuelta las cosas.
Como si el nombre de la productora de Eatswood fuera una afirmación de autoayuda, sólo resta decir que la incursión en el género fantástico es un Mal Paso como tantos que dan algunos mortales.