El nuevo filme de David Gordon Green (reconocido director de cine y TV), se centra en un hecho real como lo fue el atentado en la maratón de Boston en 2013, para exhibir el mundo íntimo de una de las víctimas.
A partir del amor que Jeff (Jake Gyllenhaal) le sigue profesando a su ex novia Erin (Tatiana Maslany), es que decide ir a recibirla con un cartel hecho a mano a la meta de la famosa maratón que se corre año a año en Bostón. Con la expectativa de pensar que diría Erin al verlo allí parado, Jeff se ubica en uno de los costados en donde el público espera a los corredores. Minutos después, la tragedia: dos bombas explotan en la linea de llegada, y Jeff recibe el impacto de esquirlas y clavos en sus miembros inferiores. En el medio del caos y la desesperación, un desconocido llamado Carlos (Carlos Sanz) le salva la vida y lo lleva al hospital. Sin otra opción viable, los médicos deben amputarle ambas piernas, debajo de las rodillas.
Es a partir de allí cuando Jeff debe llevar adelante una lucha contra sus propios miedos y frustraciones, acompañado por una madre alcohólica (Miranda Richardson), una familia totalmente disfuncional, pero muy unida, y Erin, quien entre la culpa y el amor, decide quedarse a su lado.
La película del creador de “Red oaks” y “Experto en crisis”, relata, a través de los ojos de Jeff, la alegría de haber sobrevivido al ataque, pero también lo frustrante que es encontrarse con su nuevo presente. La compañía de su madre, y la relación con Erin, que atraviesa diferentes etapas a lo largo de la historia, son los vínculos mas relevantes que el protagonista entabla.
Por momentos predecible, lacrimógena y con cuantos golpes bajos, el filme logra destacarse por la actuación de Gyllenhaal, un gran actor que siempre ofrece buenos papeles, y quien en esta ocasión compone un rol que transmite exactamente lo que desea en cada escena, haciéndose cargo de un filme con buenas intenciones y trabajos notables, pero que, sobre todo en la ultima media hora se torna largo y redundante.
Calificación: Buena