Grado cero y secuelas paralelas.
Para explicar un caso tan bizarro como el de Masacre en Texas 3D (Texas Chainsaw 3D, 2013), a uno no le queda otra opción más que remontarse a aquellas “décadas doradas” del exploitation, un período entrecortado que abarca desde los 50 hasta los 80, en donde a una película exitosa le seguían una multitud de secuelas y rip-offs, más o menos oficiales, que pretendían capitalizar comercialmente la bonanza de la original. El cine mainstream hollywoodense hasta los 70 no veía con buenos ojos dichos atajos pero...