Cuando la mentira tiene patas cortas
"Angustias por un Siam Di Tella", así podría titularse este filme, el primero en clave de ficción de los hermanos Diego y Pablo Levy, autores de un documental titulado Novias-madrinas-15 años. Masterplan ganó el premio del público en el BAFICI 2012.
La historia, en lo esencial, se basa en un hecho verídico, que no es el primero y tampoco será el último, porque --dicen-- ocurre con cierta frecuencia. Aunque en esta historia es sólo el detonante. Es decir el hecho de pagar con una tarjeta de crédito y después reportarla robada.
Quienes ejecutan la estafa son Mariano Cohen (Sabbagh) y su futuro cuñado, interpretado por Pablo Levy, el codirector de la película. Ambos se movilizan en un Siam Di Tella de colección, propiedad de Mariano.
Y como éste teme que alguien pudo registrar el número de patente, lo deja estacionado en cierto lugar y denuncia en la Policía que se lo robaron. Y allí comienzan los problemas, porque las mentiras, como dice el refrán, suelen tener "patas cortas".
Mariano trabaja como "creativo" en una agencia de publicidad y está en trance de casarse con su novia de ascendencia judía. También es asediado por un investigador de la empresa aseguradora, que pretende conocer la verdad sobre el robo de la tarjeta de crédito.
Para colmo, un homeless-okupa toma el Siam Di Tella robado/abandonado como su ocasional hogar. Y todo eso hace que Mariano se sienta angustiado e incómodo cuando habla con su novia o sus futuros suegros.
O manifieste una expresión ausente, de extravío, algo así como un "ser en fuga", mientras su cuñado le sigue proponiendo nuevos negocios a cual más estrafalario.
Masterplan es simplemente una comedia, sin pretensiones testimoniales o de crítica social. Se dedica a observar la realidad del protagonista y su interrelación con su entorno más próximo, y las consecuencias no deseadas de una mala decisión, agravada por las sucesivas mentiras.
La película posee una considerable dinámica narrativa, pero si no se hunde en su pequeñez argumental es fundamentalmente por las actuaciones, en especial de Alan Sabbagh como Mariano.
También de Andrés Calabria en el personaje del okupa, que en algún momento demuestra ser, además, un eximio bailarín; y de Paula Grinszpan en el personaje de la desconcertada novia del protagonista, que pretende saber lo que éste no quiere o no le puede confesar.