Un cineasta americano llega a la pampa para rodar la historia de la primera revuelta de peones contra terratenientes en Argentina. En su versión, los peones matan a los patrones como animales y se los comen. “Las revoluciones sólo se hacen con verdaderos sacrificios”, repite el cineasta a su equipo. Estamos en 1975, al comienzo de la violenta persecución de la izquierda, y sus actores son militantes clandestinos.