Ya vimos en distintas series y en algunas películas el uso de los drones para pelear batallas sin necesidad de poner en riesgo tu vida y sin darle la posibilidad de sobrevivir al que este donde el drone vaya a caer.
En “Máxima Precisión” vemos a un ex piloto que al volver de la guerra le dieron un asentamiento a él y a su familia en “Las Vegas” y su trabajo consiste en vestirse como piloto para ir a sentarse al cubículo que le corresponde a su tripulación para vigilar y terminar con futuras amenazas en el Medio Oriente.
Acostumbrados al ritmo de las películas de guerra más físicas, se siente lo mismo que Thomas Egan, que la rutina aburre, que necesita más riesgos y que no puede seguir viviendo esta farsa. Igual ojo, es lo que quiere la película, que sientas el mismo agotamiento que él siente, que te indignes y que quieras hacer lo que el personaje de Ethan Hawke quiere