Mentes poderosas: Mejor empieza a vivir por ti mismo, porque nadie vendrá a rescatarte.
Llega la adaptación de la trilogía distópica escrita por Alexandra Bracken que encara la directora Jennifer Yuh Nelson con buenas intenciones, pero que decae en la medida en que no logra desprenderse de otras ya vistas y hace tiempo.
La lista de adaptaciones de sagas literarias infanto-juveniles a estas alturas es enorme, y sinceramente no recuerdo cuando comenzó. Tal vez haya sido ese tanque de Harry Potter, o la un tanto más adulta y sanguinaria The Hunger Games. Porque claro nos referimos, para más detalles, a las distópias de ciencia ficción y/o fantasía que han poblado las librerías, y posteriormente salas de cine. Historias que claramente tienen ancestros como la fenomenal El guardián entre el centeno de J. D. Salinger o la excelente El señor de las moscas de William Golding, siempre a grandes rasgos.
La que nos ocupa en particular hoy es la realizada por Jennifer Yuh Nelson, quien ha dejado por el momento la animación, para encarar su primer live action. La adaptación de The Darkest Minds, escrita por Alexandra Bracken y publicada en 2012. Y que lleva guion de Chad Hodge. Una distópia que inicia con la muerte del noventa y ocho por ciento de los niños y pre-adolescentes del mundo y que deja al resto sobreviviente, ese mínimo dígito, con un serio desorden genético que los convierte, a ojos de los adultos, en monstruos tan temidos que los encierran en campamentos militarizados, digamos campos de concentración.
El horror se mide en categorías, cuenta Ruby, verdes y azules para los superdotados, solo inteligencia superior y algún que otro truco telepático, y amarillos y rojos para los que desarrollaron verdaderos poderes ¿El gen mutante X, dijo alguien por ahí? Sería una clara y menos enrevesada manera de exponerlo. ¿El aislamiento en castas, casas, tribus? La historia de Ruby es la de todos, encerrada ignorando que será de ella, marginada y etiquetada, custodiada por arrogantes y despreciables militares. Vamos que el esfuerzo por hablar de las minorías y sus angustias es fuertemente expuesto.
Una pena que el film, quizás buscando las simpatías de las audiencias infantiles, y después de un trágico prologo, suavice las aristas enfocándose en la romántica aventura de la joven y sus aliados, que conoce al poco de escapar. Claro que el film está dirigido a ellos, pero sumando a que los paralelismos en el guion son tan visibles como excesivos a otras series se torna por momentos obvia, predecible. Y es lo que realmente le juega en contra a este film, no la esmerada producción o ese sombrío acercamiento que intenta la directora, es quizás el haber llegado un poco tarde a la hora de narrar estas historias, habiendo tanta oferta al respecto; Potter, las facciones en que se ocultan los divergentes, el laberinto y la arena de el Capitolio en Pamen. Aunque a su favor podemos decir que la producción encara el juego con empaque, con una esmerada realización de escenarios y efectos especiales. Además de contar con la trepidante acción como motor de la historia.
Una historia contada con esmero, que propone a los adolescentes una nueva aventura, que a pesar de los tantos lugares comunes con que tropieza, es un producto consistente y atractivo.