Mete miedo es una nueva película de terror nacional. Esta producción de Néstor Sánchez Sotelo también lo tiene como director. Bajo un guion de Hernán Moyano, se nos narra la historia de una policía que se ve enfrentada a fuerzas inexplicables.
La primera escena de la película nos muestra una persecución policial que deriva en una oficial cayendo por accidente en medio de un ritual satánico. Un ritual que culmina en un incendio del que sólo ella sale viva aunque permaneciendo varios meses en terapia intensiva.
La otra protagonista de la película es Fátima, la fiscal a la que interpreta María Abadi. Una mujer cuyo trabajo la encuentra constantemente como testigo de atrocidades que la hacen pensar que la gente está cada vez más loca, como dos hijas que en medio de un ritual terminen asesinando y comiéndose a su padre, escena que bien podría salir de un cuento o novela de Mariana Enríquez.
Cuando Camila, la joven oficial, despierta, Fátima decide llevársela a su casa. La verdadera relación entre ellas y el triángulo junto a Ángel, un detective que acompaña a Fátima en cada caso y quiere ayudar también a Camila a recuperarse, se irá revelando de a poco. En el medio, pesadillas y escenas que se enrarecen predominan un relato que avanza a cuentagotas. Porque desde que despierta no parece ser la misma, ella siente que hay algo o alguien que está queriendo apoderarse de ella. Y todo puede ser peor cuando además decidan irse las dos solas a una alejada casa de campo donde ni siquiera tienen señal.
Mete miedo es una fallida película de terror que prefiere enfocarse en los falsos sustos (quizás acá con un poco más de sentido en la trama cuando ésta se termina de revelar) y los climas densos que en desarrollar una historia sólida. Cuando llega la resolución, relacionada con el pasado de una de ellas, quedan varias preguntas y agujeros por llenar, como si en el medio no se hubiese hecho más que un rejunte de momentos clichés del terror más desabrido.
Aunque se percibe una notable producción, hay aspectos técnicos que deslucen la película. Como con el diseño de sonido, cuando efectos o la música muchas veces no permite escuchar los diálogos de una película que está siendo vista en una sala de cine.
A nivel actoral el reparto hace lo que puede y son ellas, María Abadi y Melisa Garat, las que logran destacarse dentro de la mezcla de estilos y temas que no logran encajar en este rompecabezas.
Una película de terror con una buena premisa mal ejecutada. Otra oportunidad desaprovechada de explorar el género para contar una historia que podría haber resultado interesante. Porque a la larga cuentas a saldar con el pasado tenemos todos.