Se estrenó el pasado jueves en salas de cine la última película de Néstor Sánchez Sotelo (Los nadies, caída del cielo), en la cual se recurre a personajes siniestros y pesadillas para narrar como un hecho del pasado puede volver al presente en forma de maldición para cobrar venganza.
En un operativo policial, una oficial de policía (Camila), se ve envuelta en un ritual de auto sacrificio encabezado por una figura siniestra femenina en el medio de un incendio. A partir de allí y tras sobrevivir a ese evento, Camila no es la misma. Su amiga, Fátima, la fiscal que investiga este tipo de hechos, la lleva a su casa de la infancia para que pueda terminar de recuperarse en un ambiente más tranquilo, pero los hechos se tornan más oscuros y fatales.
Nestor Sánchez Sotelo asume la arriesgada tarea de realizar una película de género (terror) y falla en su cometido. Todo lo que elige para su film resulta subrayado y grotesco. El guion de Hernán Moyano tiene serios problemas y parece estar hecho a las apuradas, con frases hechas y obvias. La historia en su narrativa es pretenciosa por demás, son demasiados los temas que Mete miedo intenta abordar y no logra que ninguno de ellos sea interesante para el espectador.
Un juego satánico, una venganza del pasado, los miedos, un juego fatal, personajes siniestros vestidos de blanco que cantan «mete miedo» son varios de los elementos que narra el filme.
Mete miedo resulta fallida en todos sus aspectos, toma referencias del género y las intenta utilizar todas juntas. Malas decisiones y pretensión desmedida en una historia que no encuentra solidez ni logra su cometido