Con la fiebre por los vampiros en claro descenso en Hollywood, los muertos vivos son quienes vinieron a tomar la posta en este fenómeno. Y como toda moda, en algún momento ésta también pasará y será el turno de las hechiceras para la próxima temporada. Pero antes, quedémonos en el presente y prestemos atención a esta vuelta de tuerca a las historias de zombies. Desde la tele con el éxito de “The Walking Dead”, la novela best-seller “Orgullo y prejuicio y zombies” y ahora en el cine, los no muertos parecen estar por doquier.
Basada en el libro Warm Bodies, y con la ridícula traducción local, Mi novio es un zombie es la historia de R (Nicholas Hoult) un zombie que como todos los de su clase vaga perdido. Sin embargo, no es uno más de ellos: tiene conflictos internos, dilemas morales, es coleccionista de objetos y se enamora de una chica que aún está con vida. Tras salvar a Julie (Teresa Palmer) de ser devorada, R descubre el amor y los humanos comienzan a notar que los zombies pueden llegar a tener un atisbo de cura en lo más profundo de su ser.
A través del humor, la auto-parodia a un genero que comienza a demostrar ciertos visos de saturación, una pareja central con mucha química y verosímiles en sus roles, esta propuesta prescinde del edulcorado clima de Crepúsculo y se vuelca hacia la comicidad y la acción para contarnos los devenires amorosos de una pareja, a priori, imposible.