Arturo, hombre refinado e inescrupuloso, es dueño y presentador de una galería de arte en el centro de Buenos Aires; Renzo, un pintor de renombre muy alejado de sus años de apogeo, vive en la decadencia total. Honrando su amistad, Arturo buscará vender obras de Renzo, guiando a ambos por un sendero que cambiará drásticamente sus vidas.
Tras el éxito de “El Ciudadano Ilustre”, el director Gastón Duprat (Esta vez sin su colega Mariano Cohn como co-director) nos presenta “Mi Obra Maestra”, comedia con una muy marcada identidad argentina. Valiéndose de una dupla excepcional y de gran química como son Guillermo Francella y Luis Brandoni, quienes hasta ahora no habían coincidido en el cine, sumados a un interesante elenco de actores secundarios, entre los que cabe mencionar a Andrea Frigeriocomo Dudú, extravagante galerista internacional y conocida de Arturo, y el español Raúl Arévalo como Alex, el joven e idealista alumno, y admirador, de Renzo.
La relación entre los personajes de Francella y Brandoni es el motor de esta historia. La misma dicta la narrativa, la cual se divide en dos secciones cómicas unidas por un hilo de melancolía, y a medida que ésta última avanza se van explorando los distintos matices de su amistad.
A pesar de presentarnos un fuerte contraste tonal, en ningún momento se siente fuera de lugar gracias a un guión sólido que nos lleva de una situación a otra sin toparse con ningún bache, y a más de un espectador lo mantendrá intentando adivinar cual será el desenlace definitivo de los hechos.
Cargada de humor y dejando una imagen muy emotiva sobre la amistad, Mi Obra Maestra es una película totalmente recomendable y digna del gran binomio que la protagoniza, la cual se postula para ser una de las mejores apuesta del año en lo que respecta al cine nacional.