Un desafío a las convenciones
Con buen ritmo cinematográfico, personajes bien diseñados y un equipo actoral homogéneo, se destacan las magníficas actuaciones de Isabelle Huppert y Benoît Poelvoorde.
La actriz y directora francesa Isabelle Huppert elige historias que de un modo u otro representan un desafío a las convenciones sociales.
"Mi peor pesadilla" es una comedia bien francesa, con un humor seco, pero efectivo, simpático pero no sentimental.
En este filme la dupla protagónica que conforman la Huppert y el belga Benoît Poelvoorde, son el motor de esta historia, en la que ella es Agathe Novic, una refinada galerista y experta en arte, dura y poco complaciente; mientras que él, Patrick Demeuleu, es un "buscavidas" algo tosco y bastante alejado de las "buenas maneras".
La casualidad, o mejor dicho sus dos hijos Adrien (Donatien Suner) y Tony (Corentin Devroey), que son amigos y compañeros de estudios, hará que Agathe y Patrick se conozcan.
LOS PADRES
Mientras la vida de Agathe se mueve en un mar de contradicciones y ella se vuelve cada vez más intolerable para su marido, su secretario y para el director de la escuela a la que va su hijo, a Patrick le sucede lo contrario, porque con su simpatía "invasora" siempre logra lo imposible.
Agathe (Isabelle Huppert) está casada con el editor Franois (André Dussollier) y tienen un hijo, Adrien, ambos imprevistamente conocerán a Patrick (Benoît Poelvoorde) y a su hijo Tony.
Un día en que Agathe vuelve a su casa, se encuentra con que Adrien está con Tony, su compañero de estudios. Poco después tocan el timbre y aparece Patrick, a quien ella entrevió en una reunión de padres.
IDAS Y VUELTAS
La arrolladora personalidad de Patrick, hace que Franois, el marido de Agathe, lo invite a pasar y a tomar una copa, ante la severa mirada de ella por el aspecto del hombre, vestido como un obrero de la construcción.
Lo que viene después son los arreglos que Patrick hará en una pared y un placard en la casa de Agathe, el conflicto por un robo de celulares del que es acusado Adrien, y un desenlace que terminará modificando la rígida vida de la galerista y de los que la rodean.
La comedia que dirigió Anne Fontaine, se desliza como en una "patineta", con sus giros y sus idas y vueltas, que no dejan de sorprender y cuando termina uno espera más de estos personajes, que si bien no transmiten mucha simpatía, siempre tienen algo novedoso que ofrecer.
Con buen ritmo cinematográfico, personajes bien diseñados y un equipo actoral homogéneo, se destacan las magníficas actuaciones de Isabelle Huppert y Benoît Poelvoorde.