Mi querido maldito
“Soy despreciable” sería la traducción literal de Despicable me, el título original de Mi villano favorito. Se trata de una producción norteamericana que antes de estrenarse ya tenía comprometida una secuela, que llegará en 2013 y que hasta donde se sabe repetirá a uno de sus directores (Pierre Coffin) y a su dupla de guionistas.
Los reflejos de quienes tomaron la decisión no se equivocaron. Este filme de Universal Pictures duplicó en dos semanas en Estados Unidos el presupuesto de inversión y sigue contando día a día cómo se inflan los dígitos en sus arcas.
Los escritores de Horton y los quién, otra cinta animada muy creativa que se vio en 2008, imaginaron en esta ocasión la forma de vida de un villano querible, como tantos de los que ha inventado el cine, por limitarnos sólo al séptimo arte.
El sujeto en cuestión se llama Gru, y vive en una casa sombría, asentada sobre una base secreta desde donde planea dar el golpe genial que lo convertirá en el número uno del gremio de los malos.
Allí abajo, los colaboradores de Gru son unos cuantos cientos, o miles tal vez, de “minions”, unos monstruitos amarillos, de uno o dos ojos y vestidos de overol azul, que destilan una mezcla de torpeza y picardía que les hace ganarse varias de las mejores palmas de la historia. Y que se postulan como candidatos a favoritos de los niños en lo que hace a merchandising de imágenes en juguetes y demás.
Buena mezcla
Diseño visual atractivo, con unas cuantas innovaciones y una miríada de gags, muchos de ellos sumamente graciosos, en un torrente de ritmo y agilidad muy potable para chicos y grandes, constituyen la materia prima de este largometraje que la casa cinematográfica Universal suma a la lista de sus producciones, que enlazan cine animado por computadora puro, como es el caso de 9, con producciones de acción viva protagonizadas por animales, al estilo de Alvin y las ardillas o La telaraña de Charlotte.