Dani perdió a sus padres y a su hermana de manera trágica. Tiempo después, en medio del duelo, su novio la invita a sumarse a un viaje de estudios. Es que uno de sus colegas regresará a su comunidad en Suecia y decide invitarlos para que conozcan el lugar en el cual creció. Sin otra responsabilidad, vuelan a Estocolmo y de allí manejan cuatro horas hacia el norte hasta llegar al medio de la pradera. Nada indicaría que allí existe civilización alguna. Caminando varios minutos más logran ingresar a una aldea rural donde se vive sin dinero, despojados de elementos materiales o cualquier apego que genere diferencias sociales. Todo parece idílico y perfecto. Pero el festival del mid-summer (solsticio de verano) enseguida muestra su cara más cruel y bizarra al revelar las intenciones de una secta pagana plagada de secretos y torturas.