César es un hombre que no puede ser feliz, aún cuando le suceden cosas buenas. Despierta desmotivado, sufriendo agónicamente cada uno de los días de su vida. Encargado en un edificio de departamentos, le es indiferente a casi todos los propietarios: no lo saludan, no toman en cuenta sus problemas… Salvo por Clara, de quien está perdidamente enamorado. Ella parece ser la única que lo trata con respecto, calidez y cariño.
La angustia de César crece sin límites, sin miramientos, es sólo una sombra de lo que podría haber sido si el amor hubiera golpeado a su puerta y el trabajo al que dedica tantas horas no lo deprimiera tanto. Enojado consigo mismo y ofuscado por la alegría de Clara, comienza a acosarla invadiendo su hogar, escondiéndose debajo de su cama, espiándola mientras se ducha, drogándola y dejándola inconciente para acostarse a su lado durante las noches…
Luis Tosar encarna a la perfección este exponente del amor enfermizo, del mal paso que da César cuando la atracción hacia Clara se convierte en obsesión. Atemoriza la personificación de este pobre hombre sádico, resentido y retorcido que no soporta la felicidad de quines lo rodean. Jaume Balagueró, quien dejó de lado la co-dirección de la tercera entrega de REC para dedicarse a esta historia, impulsa el sadismo al borde de lo tolerable cuando la víctima de la perversión y la violencia del protagonista es la pequeña niña que amenaza con revelar un secreto esclarecedor.