Comer cereales y salvar al mundo
Las películas del director mejicano Robert Rodríguez son un entretenimiento visual para la familia, de gran calidad y originales, como hay pocos en el cine contemporáneo, pero tienen además ese plus que une el virtuosismo con la pasión. Sí, al igual que Guy Ritchie, de quien comentamos hace poco el filme Sherlock Holmes, el realizador azteca da toda la sensación de divertirse en grande mientras trabaja y de saber transmitirlo a sus historias y a los colaboradores con los que las lleva a la pantalla.
En esta cuarta entrega de la exitosa saga, los protagonistas son una familia ensamblada que va descubriendo su habilidad para el espionaje, y así detener a un villano que quiere robarse "todo el tiempo del mundo" (este es justamente es el título original de la película).
Con unos efectos visuales magníficos, y una cadena de buenas vibraciones que emanan de la pantalla desde el principio hasta el final, la historia pasa como agua a través de la canilla convirtiéndose en un entretenimiento casi asegurado para la concurrencia.
Afortunadamente, Robert Rodríguez, quien desde hace algunos años es referente dentro de Hollywood, sigue haciendo cine con la misma pasión de sus comienzos con El mariachi, cuando manipulaba muchos más cables que millones y lograba entretener a la platea en base a un ingenio particular.
Afortunadamente también, este realizador que dio sus primeros impulsos a una actriz como Salma Hayek, ha hecho de lo latino una marca de su producción, pero rompiendo los clichés al respecto y mostrando un aspecto moderno, ameno y alegre de esa comunidad.
Cuando hablamos de Miniespías 4, lo hacemos también de toda una serie de películas no animadas que no son tanques de Hollywood como Piratas del Caribe, pero que los niños y preadolescentes conocen y ven en sus casas repetidas veces. Entre ellas se encuentran títulos tales como Soy el número 4, Cómo entrenar a tu dragón, Donde viven los monstruos, Ga’Hoole, o Súper 8, entre otras.