Remix aniversario que no decepciona
La nueva película de esta serie cuenta (todavía) con el protagónico de Tom Cruise y busca entretener a su público y buscar nuevos espectadores reciclando viejos momentos.
"Misión Imposible: Nación Secreta es una película para robar" es el chiste que primero viene a la mente cuando, en los créditos iniciales, se ve que una de la productoras se llama nada más y nada menos que "Alí Babá Pictures". Sin embargo, y a los pocos minutos, esta especulación da lugar a la certeza cuando las escenas empiezan a hacerse demasiado familiares.
Pero vamos a ser más benévolos con Tom Cruise, que tantos años de diversión nos ha proporcionado con sus pochocleros filmes y vamos a suponer que la intención detrás de Misión Imposible: Nación Secreta es más hacer un remix con lo mejor de estos 20 años de la franquicia fílmica que se cumplen el próximo año.
En esta ocasión, la historia coloca nuevamente al grupo de Ethan Hunt (Cruise) en el centro de la polémica cuando el director de la CIA, Hunley (Alec Baldwin) quiere desmantelar la Fuerza de Misiones Imposibles (FMI). Como Hunt quiere continuar investigando a una red terrorista conocida como El Sindicato (al que ya mencionó al final de la cuarta entrega), es declarado en rebeldía y perseguido a través del mundo mientras recluta a un nuevo equipo. Ahora, el reducido grupo deberá hacerle frente con escasos recursos a una organización muy bien constituida. Pero ellos son los que siempre cumplen las misiones imposibles, claro está.
En esta instancia, el espectador ya reconocerá la similitud entre este argumento y el de la primera entrega de Misión Imposible (de 1996) pero si le agregamos otros "hits" de la franquicia como el robo de una lista de datos en un lugar inexpugnable, una persecución en motocicletas a alta velocidad (como la que hizo John Woo en la segunda entrega), un villano perturbador (como el de la tercera entrega aunque este, un ex agente del servicio secreto británico, parece "extraído" de 007 Skyfall), el héroe aferrado a un vehículo de alta velocidad y una partenaire femenina con lealtades difusas; la cosa empieza a sonar conocida.
El encargado de hacer este "remix 20 aniversario" es Christopher McQuarrie, autor del clásico Los Sospechosos de Siempre y el guionista favorito de Tom Cruise, con el que colaboró en Operación Valkiria, Jack Reacher (que también dirigió) y Al Filo del Mañana.
El trabajo de McQuarrie entonces fue el de "reciclar" estas escenas clásicas y agregarlas a una historia a su vez atrapante, que tiene peso propio y que recorre medio mundo entre los Estados Unidos, Marruecos, Cuba, Bielorrusia, Francia, Austria y Gran Bretaña con gran acierto en las locaciones.
La secuencia de títulos, una de las mejores de la franquicia, da apertura a una serie de acertadas tomas que logran captar la acción de manera entretenida, y mantienen las "manos aferradas a los apoyabrazos" de los asientos.
El humor corre nuevamente a cargo del comediante Simon Pegg, que vuelve a interpretar al hacker Benji Dunn, aunque los diálogos de McQuarrie hacen lucir incluso a Alec Baldwin en sus dos o tres intervenciones.
El resto del elenco lo componen Jeremy Renner –actor de franquicias tomar como lo demuestra su trabajo en Los Vengadores y en las películas de Jason Bourne-, el veterano Vingh Rhames como Luther Stickwell, Rebecca Ferguson como Ilsa Faust y Sean Harris –el sorprendente poseído de Líbranos del Mal- como el antagonista de turno, Solomon Lane.
En definitiva, Misión Imposible: Nación Secreta no tiene nada de misterioso pero sí de entretenido y no decepcionará a los fanáticos del género que este año están de parabienes con la ya estrenada Kingsman, el Servicio Secreto y la inminente 007 Spectre, que llega en noviembre y ocasionó que la película que hoy tratamos adelante su llegada a las pantallas cinco meses.