Varadas en el desierto
Zohar (Dana Ivgy) y Daffi (Nelly Tagar) cumplen con el servicio militar en Israel, y se han hecho amigas mientras realizan sus tareas, y toleran a Rama (Shani Klein), su jefa.
Ambas están en una base en el desierto, donde no pasa absolutamente nada, y el equipo femenino debe llevar a cabo tareas de oficina en el medio de un caos de apatía, donde básicamente mueven papeles de un lado al otro, mientras esperan que el tiempo pase, y la única tarea que deben realizar con eficiencia y puntualidad es la de servir el café a los oficiales de alto mando durante las reuniones.
Mientras, Rama sueña con que la promuevan, y hace todo lo posible para lograrlo a pesar de la poca destreza que presenta el equipo que tiene a cargo, y Daffi sueña con un traslado cerca de Tel Aviv para abandonar el tedioso desierto. Zohar es la más realista (y negativa) de las tres y prefiere pasar el tiempo en la oficina jugando en la computadora, porque es consciente de la desorganización en la que se encuentra y del ninguneo que sufren por parte del equipo masculino.
De forma dinámica y entretenida, con mucho sarcasmo y humor, esta comedia negra narra a través de una seguidilla de situaciones absurdas, la forzada convivencia de estas mujeres que por momentos llegan al borde del ataque de nervios, pero que aprenden a convivir entre ellas, se hacen amigas, toleran el eterno tiempo del desierto y la tensión que esta latente ahí afuera.
Prolijamente dirigida por Talya Lavie (quien se inspiró para este film en su propia experiencia en el servicio militar) y con muy buenas actuaciones por parte de sus jóvenes protagonistas, esta comedia tiene definitivamente una mirada femenina, muy lejos de los estereotipos, que logra también con un elevado nivel de ironía criticar la vida y la idiosincrasia militar.