La segunda película del islandés Benedikt Erlingsson ("Of Horses and Men") es un drama con un poco de comedia (en esa fascinación por encajarle etiquetas a todo, “comedia dramática” no le calzaría), con toques de absurdo protagonizada por una mujer independiente que esconde una faceta de activista ambiental.
Halla tiene unos cincuenta años, una hermana gemela y cuando está por aventurarse en otro de sus actos de vandalismo, uno muy importante que requiere mayor peligro, recibe una carta que probablemente esperaba mucho tiempo atrás: hay una niña huérfana ucraniana que puede adoptar.
“Mujer en guerra” muestra a Halla intentando llevar adelante su vida entre su trabajo como profesora de coro, sus actos de vandalismo que la hacen estar constantemente escondiéndose o protegiéndose de la policía, y la relación con su hermana, la persona que le es garante en sus trámites de adopción.
Algunas cosas saldrán como esperaba, otras tantas no, conocerá a un posible primo suyo y un pobre inmigrante terminará pagando varios de sus platos rotos. Además de una historia interesante con una mujer fuerte e independiente en el centro, la película cuenta con un estilo audiovisual muy interesante.
Una fotografía precisa que logra aprovechar los paisajes de su país y una música que no sólo acompaña el tono del relato sino que se introduce en él, aunque por momentos esta especie de gag se torne tan reiterativa que se la siente un poco como un abuso. Halldóra Geirharðsdóttir es quien interpreta a esta mujer de fuertes ideales e incansable lucha.
La actriz tiene a cuestas un personaje muy rico y le saca todo el provecho, incluso cuando le toca interpretar a su hermana gemela; dos personajes a simple vista sólo parecidas en el exterior y sin embargo con inquietudes similares. Lo cierto es que “Mujer en guerra” es una película que entretiene, divierte y propone temáticas actuales e importantes. Y lo hace con un tono absurdo e irónico y no por eso menos serio.
Original, fresca y profunda, aunque en algún momento se pierda un poco el ritmo, estamos ante una de esas películas que hay que agradecer que lleguen a nuestra cartelera y que no se debiera pasar en alto.