Argentina en la última década se ha convertido en país de origen, tránsito y destino de la trata de personas. Mujeres comprometidas (algunos hombres también), especialistas, militantes y víctimas componen la película en un recorrido que, como las rutas de la trata sexual en nuestro país, atraviesan el territorio de Norte a Sur. Los paisajes cambian, pero el interior de los prostíbulos es el mismo: burdeles, whiskerías, privados, garitos, piringundines, puteros. A cada parada y en cada historia aparece el iceberg cuya punta es la esclavitud y la explotación de las mujeres; y su base los varones: la normalización cultural del alquiler de cuerpos prostituidos.