El cruce entre los mundos de la magia y el cine suele ser agradable, tal vez por la facilidad con la que puede relacionares a las dos disciplinas. Nada es lo que parece es más un film sobre el placer de la magia que una película de estafas, por más que su historia se centre en un grupo de ilusionistas que, con unas pocas presentaciones, quieren llevarse puesto el mundo. Louis Leterrier, creador de la saga El transportador y director de Furia de titanes, se aleja un poco de su acostumbrado cine de acción y, como buen ilusionista, consigue que su narración sea atractiva en todo momento, más allá de cualquier sorpresa que pueda guardarse para el final.