Entre la libertad y el pudor
La búsqueda de identidad en dos facetas diferentes pero que se conectan entre sí marcan el rumbo caótico, multidireccional, de este documental fronterizo con la ficción, Naomi Campbel, participante de la Competencia Internacional del BAFICI 16, que tiene como protagonista a un transexual chileno cuya meta consiste en la operación de cambio de sexo completa.
Por ello, la falta de recursos económicos propios lo vuelve permeable a la fauna que pulula en los reallity show que prometen a sus participantes la operación en caso de resultar ganadores, alimentados por el morbo y las historias de miserias personales o redenciones edulcoradas, aunque sabe en su fuero íntimo que es realmente difícil quedar seleccionado frente a otras ofertas más atractivas desde los códigos televisivos actuales.
No obstante, Yermén, así se llama el protagonista, participa activamente de este proyecto, ópera prima de los realizadores Camila Donoso y Nicolás Videla, no sólo como figura central seguida por la cámara con la distancia propia de los documentales de observación, sino que mantiene y sostiene su punto de vista con el recurso singular del auto registro que se intercala como parte estructural de la puesta en escena, la cual adopta por momentos un registro más urgente, sucio y artesanal, en contraste con otras imágenes que pretenden resaltar la poesía desde lo cotidiano.
En esa mezcla o híbrido cinematográfico se construye con sus altibajos Naomi Campbel, conservando por un lado el respeto y la no complacencia de su personaje, pero por otra parte privilegiando los instantes en los que la improvisación parece adueñarse de las resoluciones formales con sus altas dosis de impredictibilidad y verdad, a veces en un diálogo íntimo entre Yermén y su novio y otras en las charlas con vecinos o amigos, micro segmentos que tocan desde lo banal o trivial tópicos tales como la post dictadura de Pinochet o las fuertes contradicciones sociales ante la poca tolerancia de la transexualidad.
Tal vez el título es toda una pista falsa para el espectador que busque directamente las referencias con la modelo norteamericana, elemento simbólico que en este caso cumple la función del modelo que se anhela cuando no se está conforme con la propia identidad.
últimamente, se suma al debate de la transexualidad el concepto de subjetividades que rompe con los convencionalismos tradicionales de la identidad de género, algo que desde el cuerpo de Yermén plantea un conflicto que trasciende las fronteras de su intimidad sobre expuesta por propia decisión para incrustarse en la matriz cultural e interpela al público desde los interrogantes -más que desde las certezas- como parte constitutiva de un proceso de búsqueda arraigada a la expresión más viva del deseo entre la libertad y el pudor.