Terrores gemelos
Dante (Luis Machín) es un hombre solitario, dueño de una enorme sastrería, que se ha enterado que su hermano gemelo se suicidó, hecho este que le afecta terriblemente, reflotando sus propios problemas psiquiátricos: una terrible depresión y una fobia a los cadáveres.
Luego del entierro de su hermano gemelo y ante la traumática situación de ver su propio rostro en un ataúd, Dante comienza a vivir situaciones extrañas, el tiempo vuelve hacia atrás, y una realidad paralela aparece, algo que al principio parece una alucinación lo sigue como una sombra, se adelanta a sus pasos y es capaz de hacer las cosas que él no se atreve.
La historia se desarrolla en ese limbo atemporal, entre realidad e irrealidad, donde el protagonista lucha contra sus alucinaciones, contra sí mismo y contra la paranoia de sentirse perseguido.
Este extraño personaje muy bien interpretado por Machín nos sumerge en su mundo, quedamos atrapados en sus miedos y sus delirios, haciéndonos las mismas preguntas que él, pero al mismo tiempo mareados en un tiempo que va y viene, con unos diez minutos de diferencia que alcanzan para que por momentos no sepamos donde estamos parados.
Más allá de ese "mareo" con el tema del tiempo, el guión tiene elementos interesantes y personajes bien construidos; el suspenso, la tensión y el miedo no faltan en esta historia.
La estética merece un capitulo aparte, es la encargada de atraparnos desde el comienzo de la historia, aunque después nos perdamos un poco. La excelente construcción visual con elementos góticos y algo de gore, más con el agregado del 3D termina siendo lo más interesante del film.