Historia de un amor en pleno naufragio
No hace mucho, Margaret Mazzantini expresó: "Siempre escribo sobre seres que tienen fallos y faltas", agregando que eso es lo que nos hace más humanos. Además de ser la autora dela novela de la que derivó este nuevo film de Sergio Castellitto, Mazzantini es la mujer del actor-director, al que algunos recordarán como el nieto enternecido que en La familia (Ettore Scola) se apiadaba de su abuelo Gassman, sometido a dieta rigurosa, y le convidaba un plato de la pasta que estaba comiendo y lo había visto mirar con callada envidia.
Esta, la quinta realización de Castellito y también la tercera oportunidad en que se basa en un libro de su esposa, tiene como protagonistas a Delia y Gaetano, que, como humanos que son, también exponen fallos y faltas. Han fracasado, por ejemplo, en su matrimonio. Ya llevan tiempo separados y se han reunido en un restaurante para definir qué harán con las vacaciones de sus dos hijos pequeños ahora que llega el verano.
Todo el film transcurre en ese ámbito, donde, como es imaginable, habrá más discusiones que acuerdos, algunos estallidos de ira y varias manifestaciones de rencor. Pero también habrá lugar para algún recuerdo y, como en toda pareja en la que hubo amor, alguna evocación de días más serenos. El costado sentimental de la historia no ha sido descuidado por el director.
En la novela de Mazzantini -que encabezó durante ocho meses la lista de best-sellers en Italia, vendió cerca de 4.000.000 de ejemplares y fue traducida a 45 idiomas, esa larga conversación incluye una suerte de viaje al pasado en el que al mar calmo sigan las tormentas y se alternen las alegrías y las riñas, los reclamos y la nostalgia de días más felices. Escenas de una pareja, en fin, desde el principio nacida de la atracción de los opuestos, además de la mutua ayuda y de la voluntad de ver en el otro algo más de lo que se dice. Él es un tipo común, nacido de una pareja simple de Ostia, y se gana la vida escribiendo para la televisión o para algunas revistas, pero aspira a convertirse en escritor. Ella, de una clase más acomodada, es nutricionista y en su pasado sufrió de anorexia. Ya no son una pareja sino dos que se amaron y ahora están heridos e ignoran cómo recuperarse.
Nadie se salva solo, dice el título de la película, y por eso la escena de la comida y el film entero necesitarán de la intervención de terceros personajes, en este caso un hombre mayor, muy charlatán y algo entrometido, que se suma con su mujer a la mesa de los jóvenes (ninguno llega a los 40) en conflicto, les confiesa que está enfermo de un cáncer terminal y les pide que recen por él.
En lo formal, el film quizá demasiado apoyado en los diálogos, probable herencia de la novela, visualmente tiene una pulcritud un poco publicitaria, pero tambien dinamismo y el tono agridulce que la historia pedía.
Castellitto cuenta con el atractivo de dos muy buenos actores como Riccardo Scamarcio y Jasmine Trinca (la hija de Nanni Moretti en La habitación del hijo), del que sabe explotar su expresividad corporal, y una columna sonora a la que se suman muy bellos temas de Lucio Dalla y Tom Waits. En suma: el film no añade mucho a un tema tan transitado como éste, pero se ve con considerable agrado.