Comedia negra para "reír"
Es una comedia policial escrita y dirigida por Martín Salinas, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica de México y con experiencia como guionista en producciones mexicanas. Y el guión es, sin duda, lo mejor de este filme.
La historia se desarrolla en la provincia de Misiones. Más concretamente en una antigua hostería denominada Del Cielo, situada en cercanías de las cataratas del Iguazú, atendida por Charly, de 23 años, que oficia de encargado y cocinero y en sus momentos libres se dedica a estudiar el comportamiento de las iguanas.
A ese sitio arriba la pareja integrada por Karla y Ricky, quienes acaban de concretar un secuestro extorsivo y cobrar cien mil dólares. Llegan caminando, porque a corta distancia de la hostería chocaron el automóvil en el que viajaban.
Apenas instalados en la hostería, Ricky sufre un accidente y muere. Karla se dispone a deshacerse de él y del muerto que quedó depositado en el baúl del automóvil averiado, pero es descubierta por Charly, quien para asistirla en esa macabra operación impone condiciones.
Y aquí comienzan los problemas, que se multiplican a medida que a la hostería van arribando otros personajes. Por caso el agresivo guardaparques Rolo, amigo de Charly.
También una misteriosa pareja que supuestamente viene de Brasil y se identifican como Gloria y Flavio; una chica brava que reclama airadamente por Ricky; y algunos otros personajes que surgen del bosque y se interesan por los muertos y el botín en dólares.
Ni un hombre más es una "comedia negra", un subgénero que los teóricos del cine identifican por una cualidad específica: son filmes que hacen reír hasta el momento en que uno se pregunta de qué se ríe.
Pero verificada esta circunstancia, en este caso el espectador continuará riéndose hasta la última escena y, quizás, lamentándose que la historia sea tan breve.
Se suele citar como un antecedente de la comedia negra a El tercer tiro (1955), de Alfred Hitchcock. Y otra película en la misma línea, más reciente, es Muerte en un funeral (2007), de Frank Oz.
Por momentos se observan varias subhistorias en busca de su propio desenlace, que requieren un minucioso trabajo de montaje paralelo para no afectar la historia principal.
Hay algunos diálogos chispeantes y otras tantas observaciones sarcásticas a cargo de Charly, en especial desde el momento que en la hostería hacen su aparición dos monjas con vocación de salvadoras.
La historia se sostiene sobre las buenas actuaciones de Bertuccelli (Karla), Piroyansky (Charly) y Ziembrowski (Rolo), quienes logran alimentar la tragicomedia que propone el director. Aunque falta algo más de ritmo y de sutileza, porque algunos trazos resultan un poco gruesos.