Martin Hodara, quien trabajó como asistente en películas de Fabián Bielinsky y fue quien terminó dirigiendo La Señal junto a Ricardo Darín, vuelve a juntarse con el reconocido actor para entregar un drama tosco y oscuro sobre los secretos que guarda una familia.
Darín es sólo una tercera parte del trío protagónico conformado además por Leonardo Sbaraglia y la actriz española Laia Costa (la protagonista de esa gran película alemana que es Victoria). Entre los tres, sin muchas palabras pero con gestos, silencios y miradas conversan e interactúan.
Todo empieza con una muerte, la del padre. Eso lleva a que dos hermanos que hace años que no se ven, se reencuentren. Uno, Marcos (Sbaraglia) regresa a reclamar parte de su herencia, para la cual hay que vender una casa en medio del bosque que vale unos millones de dólares. El otro, Salvador (Darín), no está dispuesto a irse de aquel lugar. Marcos necesita su parte de la herencia para la vida que tiene planeada junto a su mujer, con quien espera un hjjo. El pasado dejó muchas heridas y marcó la vida de estos dos hermanos, y cada uno lidió con eso de la forma que pudo; lo que no pudieron fue volver a encontrarse el uno al otro.
Hay un par de personajes secundarios, interpretados por Dolores Fonzi y Federico Luppi, que ponen su granito a la historia pero al final quedan un poco relegados.
En Nieve negra lo principal es la construcción del clima, de misterio e incomodidad. Una atmósfera densa y fría, con Andorra como marco, y esa nieve que no deja de caer. La narración fluye a su tiempo, haciendo que en algunos momentos, especialmente toda la primera parte, se torne lenta. Pero al final, la revelación de parte de ese pasado que los atormenta y los persigue junto con la decisión de afrontar este nuevo descubrimiento del modo que mejor encontramos, hacen de Nieve negra un thriller oscuro.
La trama termina siendo pequeña y simple en su forma, el hincapié está en desarrollar estos lazos familiares quebrados, y cerca de la resolución todo se torna un poco rápido, lo contrario al resto de la película. Rápido y hasta un poco sobreexplicativa.
Laia Costa es una revelación a la que no conviene perder de vista. En su actuación reposan muchas facetas hasta llegar aquella que la muestra tal cual es en realidad. Sbaraglia cumple y Darín demuestra una vez más que es un actor en mayúscula, con un personaje mucho más tosco y menos agradable a los que suele interpretar, y lo hace sin mucho más que unos gestos, con sólo unas pocas palabras.
De impecable factura técnica y de la mano de un guión demasiado básico, Nieve negra es un thriller que cumple, por momentos un poco lento en su afán de construir un clima cargado de intriga. Sin dudas, será una película convocante.